Cuando el agua no es precisamente vida

img

Por Elisabeth Casanova García y Jorge Quiroz Valiente

El cambio climático amenaza los ecosistemas naturales y humanos en todo el mundo; con el tiempo, todos los países verán sus efectos positivos y negativos, pero en diferentes magnitudes. En este contexto de incertidumbre sobre el clima futuro a escala local, se recomienda un enfoque de manejo de riesgos adaptativo que incorpore medidas de adaptación y mitigación. El agua es especialmente vulnerable al cambio climático. Como componente vital de las funciones de los ecosistemas, el agua debe protegerse para maximizar sus beneficios y minimizar los riesgos, en particular, en los bajos niveles de suministro de agua potable que amenaza la satisfacción de las necesidades humanas.

“El agua potable segura y fácilmente disponible es un requisito esencial para la salud pública que preocupa a todos los países del mundo” (Organización Mundial de la Salud) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2017). Una posible escasez de suministro, como la disminución de los caudales a niveles críticos de los ríos, aumentan la vulnerabilidad de los suministros de agua potable por contaminación y/o concentración de minerales, que conducen a la degradación de la calidad del agua y aumentan los riesgos para la salud pública. Algunos minerales como el arsénico y el flúor son contaminantes presentes en muchas fuentes de agua potable en todo el mundo y representan una de las mayores amenazas inorgánicas para la salud pública (Kimambo et al., 2019). Estos elementos, que generalmente ocurren naturalmente, se encuentran con mayor frecuencia en las aguas subterráneas y, por lo tanto, afectan de manera desproporcionada a los países que dependen en gran medida de las aguas subterráneas para el riego y la bebida. El agua subterránea es la fuente de aproximadamente el 39% del agua potable en México (Comisión Nacional del Agua (CONAGUA, 2017).

El flúor causa decoloración de los dientes, y la exposición a niveles altos puede provocar fluorosis (es una alteración en el esmalte del diente que se manifiesta con algunas manchas y puntos en la pieza dental. Estas manchas no se deben a una mala higiene bucodental, sino a una exposición prolongada al flúor durante la etapa de crecimiento del diente). Los efectos sobre la salud de la exposición a largo plazo al arsénico han sido ampliamente documentados; incluyen neuropatía periférica, síntomas gastrointestinales, diabetes, efectos en el sistema renal, agrandamiento del hígado, depresión de la médula ósea, presión arterial alta, cáncer y enfermedad cardiovascular.

Por otra parte, la relación entre el aumento de los riesgos de cáncer de colon y recto y la ingestión de nitratos del agua potable se ha convertido en un problema ambiental importante (Elwood y Werf, 2022) El cáncer de colon y recto, es el tercer cáncer más frecuente (después de mama y pulmón) en ambos sexos a nivel mundial, con 1.9 millones de nuevos casos en 2020, y es el segundo en mortalidad. El nitrato es un contaminante frecuente del agua potable, siendo una fuente importante las actividades agrícolas, y en algunos países los niveles de nitrato en los suministros de agua potable han ido en aumento debido a una agricultura y ganadería más intensivas.

El sureste de México tiene una gran cantidad de agua disponible para ser potable, sin embargo, la falta de políticas públicas que regulen con autoridad los derrames de petróleo, el uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes, el manejo de las aguas residuales, tanto urbanas como agropecuarias, la instalación de las nuevas industrias y la concientización de los habitantes de la región. De esta manera se podrá contar con este preciado recurso, cuando se necesite. Estamos a tiempo de valorar el agua, sobre todo sabiendo que gran parte de nuestro país, empieza a sufrir las consecuencias de su escasez y así poder seguir asegurando que ¡el agua es vida!.