Decir que las primeras memorias que se tienen de esta enfermedad se remontan a la antigua Grecia parecería algo increíble, sin embargo, la primera observación realizada de un brote en caballos con signos similares a los de la gripe equina fue realizada por un veterinario de nombre Absirto, en el año 433 a. C. La primera epidemia registrada de influenza equina se suscitó en 1987, donde aproximadamente 27,000 animales padecieron la enfermedad y muchos de ellos murieron.
Cuando hablamos de enfermedades respiratorias en équidos se debe dar la importancia necesaria puesto a que las consecuencias pueden ser muy graves en el rendimiento del animal.
El virus clasificado como Influenza tipo A es el encargado de generar la enfermedad respiratoria denominada influenza equina, este virus pertenece a la familia Orthomyxoviridae contando con dos subtipos: H7N7 y H3N8. Aunque esta enfermedad afecta a varios tipos de équidos (caballos, burros, mulas, entre otros) sin importar la raza o edad de estos, distintos estudios han dejado de manifiesto que es más común en animales jóvenes los cuales no cuentan con un esquema de vacunación. Cabe destacar que esta enfermedad está presente en la mayoría de los países.
Actualmente, los brotes en caballos domésticos generan afecciones en los sectores ecuestres e industria agrícola por igual, incluso cuando los animales se encuentran en estado salvaje y surge un brote, éstos pueden llegar a contagiar a los caballos domesticados si se sucediera contacto entre ellos. Cuando se manejan caballos es necesario que todos ellos se encuentren vacunados antes de moverlos a otras zonas o exponerlos al contacto con otro grupo de animales, de lo contrario, el riesgo de contagio por exposición es muy elevado.
Transmisión
Por lo general, todo tipo de evento ecuestre que requiera del traslado de animales y sobre todo de la exposición al contacto con otros équidos, son la principal forma de contagio de la enfermedad, la vía aérea es potencialmente contagiosa. Las temporadas de clima frío generan las condiciones adecuadas para que los animales sean mas propensos al contagio.
Los medios de propagación son por vía directa (contacto) con otro caballo, por vía aérea o la contaminación de instalaciones o equipo. Cuando un animal está infectado puede propagar el virus incluso antes de que los signos de influenza sean notados. El estrés es un factor que debe vigilarse puesto a que existe el riesgo de contagio cuando los animales son transportados o se aglomeran en las instalaciones.
La influenza equina no representa un riesgo para la salud pública, aunque se han registrado contagios de caballos a perros o viceversa, estos casos surgen de forma ocasional.
Signos Clínicos
Al tratarse de una enfermedad respiratoria se pueden observar inflamación en las mucosas respiratorias, dañando las células epiteliales, además de suscitarse erosiones focales ubicadas en tráquea y bronquios. Cuando el periodo de incubación (1 a 5 días) ha pasado, se presentan signos de gripe.
Los signos clínicos más comunes son:
- Letargia
- Dificultad para respirar o respiración rápida
- Secreción nasal
- Fiebre alta (39.4 C – 41.1 C)
- Anorexia
- Edema en extremidades
- Anorexia y pérdida de peso asociada
- Linfadenopatía retrofaríngea
- Tos seca / Tos paroxística
- Disminución de masa muscular
- Secreción ocular
El cuadro clínico puede durar de 7 a 14 días si es que no hay complicaciones, por lo general causa debilidad, mientras que la tos puede prolongarse por un tiempo mayor. La tasa de mortalidad de la enfermedad es muy baja, sin embargo, pueden presentarse dificultades que originen debilidad en el animal por un periodo largo de tiempo. La neumonía es una de las complicaciones a las que más atención se debe poner cuando se presenta, principalmente en potros.
Diagnóstico
El diagnóstico de la influenza equina se basa en los antecedentes del animal, principalmente en si este fue vacunado. Un signo característico de la enfermedad es la tos seca. Para que se tenga mayor precisión en el diagnóstico es necesaria la toma de muestras nasales con un hisopo.
Tratamiento
Debido a que la enfermedad es originada por un virus, el tratamiento recomendado será de soporte (su objetivo es la mejora de los síntomas a través del cuidado total). El tratamiento sugerido consiste en:
- Antipirético (reduce la fiebre).
- Antinflamatorio no esteroideo (reduce la inflamación).
- Antibiótico (Sólo en caso de presencia de neumonía bacteriana).
Es importante señalar que, en los casos de animales infectados, estos deben ser aislados en un lugar bien ventilado y libre de polvo, esto con el fin de evitar la propagación del virus por contacto con animales enfermos. El reposo de los animales será total, no se debe realizar ejercicio intenso por lo menos durante 15 días de haber desaparecido los síntomas.
En algunos casos podría ser necesario alimento blando para que sea más fácil de deglutir. Como se mencionó anteriormente los signos como la tos puede tener una duración de dos semanas y la recuperación del rendimiento físico de los animales podría llegar a ser hasta de 6 meses. Cuando el reposo total no se respeta, la recuperación puede tomar aún más tiempo que el mencionado anteriormente. Los équidos contagiados no generan inmunidad para próximos contagios de influenza.
Prevención
El paso de prevención más importante es la aplicación de la vacuna. En potros debe ser aplicada después de las 6 semanas de edad, en yeguas preñadas a las que les falten de 2 a 6 semanas para el parto se deben inocular con vacunas inactivas, del mismo modo para los caballos adultos.
Deben ser aplicadas dos dosis en intervalos de 1 a 2 meses entre cada una. Una vez aplicadas estas vacunas se debe continuar con un esquema de vacunación anual. Cuando los animales son movidos con frecuencia y pueden estar en contacto con otros caballos se recomienda revacunar cada 6 meses.
Cuando los animales ya se encuentran afectados no es recomendable aplicar la vacuna puesto a que podrías generar problemas. Aunque la vacuna es primordial como medio de prevención, se recomienda que cuando se adquieren nuevos animales, estos deben aislados para observarlos y realizar pruebas. Cuando se detecta un posible caso de infección el aislamiento de los animales es muy importante para evitar la propagación.
La buena higiene de nuestras instalaciones y equipos es fundamental de modo que nos ayude a disminuir el riesgo de contagio y difusión del virus. Tanto el personal como los equipos e instrumentos deben someterse a limpieza habitualmente; es importante que los cuidadores se laven las manos con frecuencia para evitar la propagación del virus así como de la desinfección de la ropa.
Referencia : Edición 118 / Agro Región / Marzo- Abril 2023