Varroa, enemigo de la apicultura

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Por Dra. Blanca Patricia Castellanos Potenciano

INIFAP

Agro Región

La varroosis o varroasis, es una plaga de las abejas melíferas (Apis mellifera), causada por un acaro, similar a una garrapata, llamado Varroa destructor. Es uno de los principales problemas sanitarios que afecta a la apicultura a nivel mundial ya que causa daños en la cría y en abejas adultas, provocando malformaciones en las alas, patas y abdomen. Este parasito se adhiere a las abejas a través de su mordedura, para succionar la sangre (hemolinfa) y los tejidos grasos del cuerpo de la abeja, provocando heridas que permiten la entrada de bacterias y virus en el cuerpo de la abeja. Por los daños que causa en las abejas, provoca que la fortaleza de la colmena disminuya, similar a los problemas que tendría un arquitecto, si todos los obreros de la construcción se enfermera y estuvieran débiles para trabajar, provocando retrasos y daños en la construcción de la obra. Como en el ejemplo, las colmenas de un apiario están integradas por cientos de abejas obreras que se encargan de recolectar el néctar de las flores, transportarlo, transformarlo y almacenarlo como miel dentro de la colmena.  Y es gracias a todo ese proceso de transformación, que los apicultores como “arquitectos de los apiarios” pueden cosechar la miel como producto principal y comercializarlo en el mercado internacional y local. Sin embargo, la presencia de varroa en niveles de infestación mayores al 4% en una colmena, puede generar que la producción de miel se vea reducida.

La varroosis afecta a las colmenas en todo el país y es tan resistente que una vez que llega a infectar a un apiario, no es posible erradicarla al cien por ciento, por lo que el apicultor requiere tomar acciones para controlar y reducir los niveles de infestación. Para ello se, deben de realizar por lo menos dos diagnósticos por año, que permitan monitorear a la plaga, de manera que su presencia no genere daños en la producción de miel principalmente. Este diagnostico de varroa, puede realizarse por diferentes métodos (de los cuales podemos platicar en otra edición), por el propio apicultor o por un técnico apícola. El resultado de estos diagnósticos nos revela el porcentaje de infestación presente en el apiario y permite decidir que método de control conviene aplicar a las colmenas.

Métodos de control para la varroa.

Esta plaga que afecta a las colmenas, es muy difícil erradicarla por completo, sin embargo, existen diferentes métodos para su control, de manera que no afecte la producción. Dentro de los métodos permitidos por la NOM064-ZOO-2000 “Lineamientos para la Clasificación y Prescripción de Productos Farmacéuticos Veterinarios por el Nivel de Riesgo de sus Ingredientes Activos” se encuentran los tratamientos:

a) Orgánicos. Aquí encontramos un grupo de ácidos orgánicos empleados para el control de varroa y consisten en compuestos que se encuentran en forma natural y en pequeñas cantidades en frutas y otros alimentos, como son: el ácido fórmico también llamado ácido metanoico, es un compuesto químico orgánico presente en pequeñas cantidades en la miel, entre sus propiedades destaca su pH ácido, incoloro y de olor irritante; el Ácido oxálico, que se encuentra en pequeñas cantidades en la miel y que ha sido ampliamente utilizado en Europa, principalmente en Suiza, Francia y Alemania.

b) Aceites esenciales. Dentro de este grupo los mas empleados son el Timol producto natural extraído de la planta aromática llamada tomillo (Thymus vulgaris L). Esta planta es tradicionalmente utilizada en la cocina, de modo que sus residuos no se consideran tóxicos. A nivel nacional existen productos que se vende con diferentes nombres comerciales los cuales tienen sus propias recomendaciones de uso. Además, se emplean otros aceites esenciales como el mentol, eucalipto y alcanfor, o bien mezclas entre ellos y que no cambian, el sabor, olor o color de la miel, por lo que la calidad del producto se conserva.

c) Químicos. Los piretroides tau-fluvalinato y flumetrina eliminan casi el 90% de los parásitos en las colmenas. Sin embargo, por la residualidad que presentan, su uso debe de llevarse a cabo con mesura y en las dosis correctas. Por otro lado se ha observado que la plaga presenta cierta resistencia a estos tratamientos, por lo que su efectividad se ha reducido. En nuestro país, estos productos se comercializan con diferentes nombres, los cuales tienen en la etiqueta sus propias recomendaciones de uso, las cuales se recomienda seguir al pie de la letra. Por la resistencia de la plaga a los tratamientos químicos, actualmente se realiza investigación para encontrar otros métodos de control alternativos, para combatir la plaga como: el Aceite puro de orégano (que contiene 60% de carvacrol) con efectividad del 57 al 74%; este método a pesar de estar en pruebas de efectividad ya se utilizan las hojas, por algunos apicultores en Oaxaca, para controlar la población de varroa en conjunto con otros métodos de control. Por otro lado también se investiga la efectividad de “agentes de control biológico” donde se utilizan organismos vivos capaces de depredar a la plaga y mantener su población bajo control, como es el caso de: algunas especies pequeñas de Pseudoescorpiones (menos de 1 cm de tamaño), depredadores que se alimentan de las varroas en una colmena y que no causan daño alguno a las abejas o al apicultor. También se emplean microorganismos capaces de infectar únicamente a la varroa y llevarla a la muerte, llamados “organismos patógenos”, como son algunas especies de bacterias y hongos microscópicos.

A nivel mundial, aun no existe un método que logre erradicar esta plaga al 100%, por lo que es necesario que los productores, realicen un plan anual para ir rotando los métodos de control y evitar que la plaga se haga resistente a un mismo tratamiento en el apiario. De igual forma que el apicultor no debe de olividar que todos los tratamientos que decida aplicar, debe hacerlo dos meses antes de la temporada de cosecha, para evitar que la miel se contamine con restos de cualquier producto y así se pueda comercializar una miel de calidad para los consumidores.

Fuente: Edición 103 de la revista Agro Región que circula actualmente