La Manea redonda.

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Métodos de sugestión para los potros cerreros, para que de esta manera se pueda tener un acercamiento a la bestia, sin que esta pueda lesionarse o lesionarnos, y así poder darle continuidad a la doma de abajo.

Para manear a un potro se aconseja utilizar la manea redonda, a la que luego se le puede agregar la manea corta para sujetarlo firmemente.

Herramientas:

1.-Alámartiga fuerte, de polipropileno preferentemente, con un rosal de aproximadamente 5 metros de largo.

2.-Una soga o riata de unos 10 metros de largo que lleve una argolla de aproximadamente 3 cm de diámetro como mínimo en unas de sus puntas (que sustituya  a  la Gaza)

3.-Un corral que tenga un poste, palo (palenque), bramadero u horqueta bien firme, con una llanta de automóvil y sepultada profundamente en la tierra.

 

 

1) Una vez atado el potro al poste, palo (palenque), bramadero u horqueta, el domador deberá envolver  el tronco del caballo a la altura de la cinchera, dando dos vueltas no ceñidas, con el maneador que pasará  ambas veces por la argolla.

2) Luego se hace correr ambos lazos hasta la altura de los riñones del caballo y se deja caer uno de ellos por el anca hasta la pata, al mismo tiempo que se ciñen. En este momento, por lo general, el caballo reacciona violentamente, pateando e intentando huir. Pero si está bien atado, solo dará unas cuantas vueltas al poste, palo (palenque), bramadero u horqueta y luego aceptara la maneo. Entre tanto, el domador le ha acariciado y le ha hablado.

3) Una vez ceñidos los dos armados anteriores, el domador pasara el resto del maneador sobre la cruz, y bajando por el pecho, envolverá ambos remos a la altura del antebrazo dando una vuelta. El extremo sobrante del maneador se ata con un nudo al tramo ascendente de soga que va desde las patas a la cruz para cerrar la manea.

Convendrá cepillarlo y acariciarlo de ambos lados sobre todo el anca para obtener docilidad en las patas. A medida que trabaja, el domador debe observar las reacciones del potro y adecuar a ellas su acción. Por ejemplo: Si tiene intenciones de patear, se deberá trabajar mucho en la anca; si es manoteado, convendrá cepillar las manos; si tiende a defenderse mordiendo, se deberá acariciar mucho la cabeza y reprenderlo cada vez que quiera morder; si es cosquilloso en la panza o en las costillas habrá que cepillar más en estos lugares.

Después de este trabajo, que debe ser breve conviene desprender la manea corta y hacerlo caminar tiro llevándolo al cabrezco, con la manea redonda, lo cual ayudo a enseñarle a cabrestear y también lo descosquilla.

Una vez que  el potro acepte a ser manoseado en las patas, conviene manearlo con el cabresto largo o la manea durante el resto del tiempo que dure la doma.

Se manea con el cabresto largo (de 5 metros), de la siguiente manera: un extremo del cabresto esta prendido en el bozal y el otro se tiro para envolverlo alrededor de ambas patas. El potro, ya acostumbrado a quedarse quieto ante el contacto con las sogas, acepto la operación y el domador entonces aprovecha para dar otra vuelta del cabresto a las patas y cerrar la manea con un nudo.

El amansamiento de abajo debe ser medido y controlado por el domador cuidando que el manoseo, el cepillado y la maneo sea aceptado por el potro sin provocar su aburrimiento, yo que  creo que esto produciría un efecto contrario al deseado.

En esta segunda etapa, el potro está en condiciones aptas para introducir el habito de levantarle manos y patas. Es conveniente que el animal acepte tempranamente esta rutina ya que durante todo la doma (como ejercicio obligatorio antes de ensillar), el domador deberá limpiar los vasos de las cuatro pastas, esta medida no solo evita los riesgos de alguna manguera o renguera, sino también consigue un animal manso de abajo para errar.

Por último, forman parte de esta etapa de la doma el aprendizaje por parte del potro, de cabrestear sin dificultad a la par de un caballo manso y también de dar el frente, es decir presentar la cabeza al domador en el momento de embozalarlo. Pero este último punto es importante lograr una buena comunicación con el animal mediante el tono de voz y las caricias.

Cuando el potro esta manso de abajo (aproximadamente en una semana), estará en condiciones de comenzar o ser galopado o amansado de arriba para lo cual es necesario previamente trabajar el hocico.

Por: Dr. Manuel Sibaja López

Agro Región no.19 septiembre 2008