Pocas frutas despiertan tanta pasión como el maracuyá

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Por Elisabeth Casanova García y Dr.  Jorge Quiroz Valiente 
 

Muy lejos de la primera asociación que podría uno hacer, la fruta de la pasión recibe este nombre por la relación popular que se encuentra con la simbología Cristiana de la Pasión y su flor; que es de color morado, tiene una corona de espinas, cinco estigmas y los tres clavos de la cruz. También se le llama pasionaria o maracujá/maracuyá, que es el nombre quizá más difundido, porque es un componente tradicional de la cultura de Brasil, donde existe una gran producción para consumo interno y exportación; aunque en Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Costa Rica también se produce y consume.

En México el principal productor es Veracruz; En Tabasco su explotación se inició con la plantación en 1989/1990 de una huerta de tipo comercial de una hectárea en el Rancho “Estancia Vieja” en el municipio del Centro; en 1991 se instaló otra huerta en la finca “Las Lilias”, en el municipio de Teapa, propiedad del Gobierno del estado de Tabasco.

El género Passiflora, comprende alrededor de 500 especies de plantas, distribuidas principalmente en regiones tropicales y subtropicales del mundo. Muchas especies de este género se han utilizado ancestralmente en la medicina tradicional en todo el mundo para el tratamiento de la ansiedad, el insomnio, la epilepsia, los espasmos y los dolores. es una variedad comúnmente conocida por su fruta sabrosa, pero también se utiliza su hoja y flor para infusiones. Las especies de P. edulis exhiben una considerable variabilidad morfológica. Esta planta produce dos tipos de frutos: el morado Passiflora edulis Sims y el fruto amarillo (Passiflora edulis fo. Flavicarpa).

En cuanto a la relevancia de las especies de Passiflora como alimento, Brasil es considerado el principal productor mundial de frutos amarillos. Puede comerse directamente de la fruta, una vez abierta, o utilizarse en ensalada de frutas. El jugo es demasiado espeso para beberlo directamente; lo habitual es combinarlo con jugos de otras frutas, yogur, leche o simplemente agua. La pulpa puede utilizarse para mermeladas, jaleas y repostería en general; es recomendable para este caso no desechar las semillas, pues su contenido de pectina ayuda a la gelificación del producto. La cáscara es también rica en pectina, pero no resulta necesaria si se emplean las semillas. Por otra parte, los estudios in vivo han informado desde hace mucho tiempo las acciones biológicas de las variedades de P. edulis.

Existen tres productos bien diferenciados del maracuyá; la fruta fresca, jugo simple y jugo concentrado, estos dos últimos se utilizan en variadas formas en la industria de bebidas, en la industria láctea y de repostería; de la cáscara del maracuyá se extraen pectinas para alimentación animal; de la semilla, se extraen aceites para la alta cocina; sus hojas son materia prima en la industria farmacéutica y en cosmetología; su flor es apreciada como ornato. Desde el punto de vista farmacológico, se han documentados sus características antiinflamatorias, se considera una fuente de agentes terapéuticos con un espectro de actividad similar a los esteroides antiinflamatorios actuales como la dexametasona.

La infusión de pasiflora o pasiflorina es un remedio popular utilizado para la ansiedad y también como antidepresivo. También se ha demostrado su utilidad para combatir la hipertensión arterial. La forma de uso más común es como una infusión de hojas y flores.

A Sugerencia de una lectora, en cada entrega se intentará hacer una propuesta positiva y factible de integrar a la vida cotidiana, en este caso disminuir nuestra huella ecológica. A veces el ahorro está en donde menos se espera, el primer efecto de la cuarentena fue el aumento de la calidad del aire, al disminuir los desplazamientos. Entre menos viajes se realicen, más se colabora con la disminución de nuestra huella ecológica. Hay que reflexionar sobre qué viajes tenemos que hacer por obligación o por placer. Hacerlos a pie, sería lo ideal. Tener una planta de maracuyá en casa, no sólo alegrará el paisaje, sino nos dará la ilusión de cosechar algún fruto, tener una infusión para la ansiedad y evitar el viaje al supermercado, el empaque innecesario, además de sembrarnos la idea del autoabasto.