El sureste mexicano con potencialidades Para desarrollar la agricultura orgánica

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Por Mario de los Santos/ Agro Región

Con un auditorio abarrotado, se llevó a cabo el foro “Oportunidad de la Agricultura Orgánica Certificada”, organizado por la presidenta de la comisión de asuntos agropecuarios del Congreso de Tabasco, Ingrid Margarita Rosas Pantoja.

En este foro, el ponente, Marco Aurelio Cabrera García dio a conocer que México ocupa el tercer lugar en el mundo, respecto al número de productores que involucra esta actividad, es decir, alrededor de 220 mil agricultores, lo que pone de manifiesto que hay un gran potencial para crecer en el sureste mexicano y tener mayores ingresos dado que la mayor demanda es para productos tropicales, a precios del mercado internacional.

Precisó que el valor de la agricultura orgánica en el mercado mundial es de 20 mil millones de dólares y los países que mayor consumen estos productos son Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.

Por lo anterior, hay un gran potencial en el sureste mexicano dado que los porcentajes de mayor demanda son las frutas tropicales como el banano, mangos, aguacate entre otros más.

Cabrera García, dio a conocer que los estados con mayor producción agrícola orgánica son Oaxaca, Michoacán y Chiapas con el 50% de la producción y le siguen los estados de Nuevo León, Colima y Chihuahua, siendo el café, miel y cacao los que mayor se venden en el extranjero.

Invitó a los productores presentes a organizarse y buscar los mecanismos para integrarse a la agricultura orgánica certificada, ya que cumpliendo con las normas, los productos son altamente demandados y pagados a mejor precio.

Señaló que hay personas que producen sin químicos pero no están certificados, por lo anterior, eso no se puede decir que es agricultura orgánica, sino productos naturales, ya que la certificación es lo que hace que los países en el extranjero paguen por el producto sin restricciones.

Agregó que la agricultura orgánica es sostenible porque cuida la salud de las plantas, de los animales que están en su entorno y de los propios campesinos que la trabajan, además se basa en ciclos ecológicos vivos, promueve la vida de los ecosistemas y de la producción silvopastoril, cuidando los suelos.