Los sistemas integrales de producción

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POR: ELISABETH CASANOVA GARCÍA Y JORGE QUIROZ VALIENTE

«Hay muchas agriculturas, hace 20 años que predomina la de tipo industrial pero está la orgánica, la agroecológica, la biodinámina que está por cumplir 100 años, la regenerativa y otras naturales. En las facultades enseñan solo una o dos, ese es el problema. Los ingenieros agrónomos que tenemos más de 15 años de egresados no estamos preparados para producir agroecológicamente» Eduardo Cerdá

El futuro energético y climático del mundo depende cada vez más de si las economías emergentes y en desarrollo pueden realizar una transición exitosa a sistemas energéticos más limpios, lo que exige un cambio radical en los esfuerzos globales para movilizar y canalizar el aumento masivo de la inversión que se requiere, según un nuevo informe. por la Agencia Internacional de Energía.

La inversión anual en energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo debe aumentar en más de siete veces, de menos de 150 mil millones de dólares el año pasado a más de 1 billón de dólares para 2030 para poner al mundo en camino de alcanzar emisiones netas cero para 2050, según el informe, Financiamiento de las transiciones de energía limpia en economías emergentes y en desarrollo. A menos que se tomen medidas mucho más enérgicas, las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía de estas economías, que se encuentran principalmente en Asia, África y América Latina, aumentarán en 5 mil millones de toneladas durante las próximas dos décadas.

Pero las economías de mercados emergentes y en desarrollo que buscan aumentar la inversión en energía limpia enfrentan una serie de dificultades que pueden socavar los rendimientos ajustados al riesgo para los inversores y la disponibilidad de proyectos financiables. Los desafíos involucran la disponibilidad de acuerdos comerciales que respalden ingresos predecibles para inversiones intensivas en capital.

Las economías en desarrollo y emergentes representan dos tercios de la población mundial, pero solo una quinta parte de la inversión en energía limpia y solo una décima parte de la riqueza financiera mundial. La pandemia por covid-19 ha ampliado la enorme brecha entre las necesidades de inversión y los flujos actuales.

Aunque las emisiones per cápita de los países en desarrollo se encuentran entre las más bajas del mundo (una cuarta parte del nivel de las economías avanzadas), se proyecta que las emisiones de las economías emergentes y en desarrollo crecerán en 5 gigatoneladas (Gt) durante las próximas dos décadas. Por el contrario, se prevé que caigan 2 Gt en las economías avanzadas y se

estabilicen en China. Por lo tanto, es necesario contribuir todos en la disminución de la emisión de carbono.

Dentro del sector agropecuario, actualmente se están haciendo esfuerzos importantes en investigación de sistemas integrales, para restaurar áreas degradadas, aumentar el rendimiento por unidad de superficie y proporcionar tecnología para aumentar el secuestro de carbono en el suelo y las plantas, y en el caso de la ganadería, compensar las emisiones de amoniaco y nitratos.

La información generada por algunos trabajos, para compensar el efecto de la ganadería, en los sistemas de pasturas degradadas, indica que se requieren 64 árboles por hectárea, por cada novillo de 270 kg, los sistemas que utilizan muchos insumos externos 34 y los sistemas de pastoreo intensivo, 4 árboles por cada animal.

La conversión de pastos degradados en pastos bien manejados y la introducción de árboles puede reducir la emisión de gases asociados por kg de PV bovino producido. Esta reducción se debe principalmente al mejoramiento de los pastos y al aumento de los rendimientos de ganado y la realización del potencial técnico de los sumideros de C en suelo y biomasa para compensar las emisiones relacionadas con el ganado. La intensificación de los sistemas de producción ganadera puede contribuir para evitar una mayor deforestación como resultado de una menor ocupación de tierras en estos sistemas. Deberían realizarse esfuerzos adicionales para lograr una mejor comprensión del manejo intensivo de los pastos y sus interacciones. Esos conocimientos y el diseño de estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto de invernadero por el ganado, contribuyen a mitigar el cambio climático, promoviendo seguridad alimentaria.

Si bien no todos estamos en condiciones de desarrollar grandes sistemas de producción agroecológica, otras acciones y cambios en nuestro estilo de vida pueden reducir el impacto ecológico de las actividades humanas. Como propuesta, se sugiere comenzar un huerto en casa y la elaboración de composta urbana. El sistema DIF-Tabasco tiene disponible en sus redes sociales, una serie de charlas para la elaboración y mantenimiento de un huerto casero, donde nos podemos convencer que el espacio no es problema, ya que se puede establecer hasta en departamentos o casas que no cuentan con patio o jardín.

FUENTE: COLABORADORES DE AGRO REGIÓN