Fisiología digestiva del pejelagarto

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Por: Dr. Carlos Alfonso Alvarez-González, Emyr Saúl Peña-Marín, Susana del Carmen de la Rosa García, Rafael Martínez García, Rocío Guerrero-Zárate, Claudia Ivette Maytorena-Vedugo, Carina Shianya Alvarez-Villagómez, Gloria Gertrudys Asencio-Alcudia, Susana Camarillo-Coop, Otilio Méndez-Marín, Uriel Rodríguez-Estrada.

Las investigaciones en el cultivo de pejelagarto (Atractosteus tropicus) se han venido desarrollando en la División Académica de Ciencias Biológicas hace más de 30 años, lo que ha permitido cerrar el ciclo de vida y desarrollar la tecnología para el cultivo a escala comercial de esta especie. En este aspecto, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los productores es el alto costo del alimento balanceado, por lo que a nivel comercial solamente se cuentan con alimentos para tilapia, los cuales son bajos en proteína además de ser elaborados con altas cantidades de ingredientes vegetales (como la soya), ya que la tilapia es una especie omnívora.

Por otra parte, los alimentos de trucha que contienen altas concentraciones de proteína y grasa de origen marino (harina y aceites de pescado), y donde la trucha, al ser un pez carnívoro estricto de aguas templadas, requiere este tipo y cantidad de nutrientes, los cuales exceden el requerimiento nutricional para los alimentos de pejelagarto, el cual es considerado una especie carnívora con tendencia a la omnivoría en función de su fisiología digestiva. Es así como ambos tipos de alimentos no son adecuados para el cultivo de pejelagarto.

Considerando lo anterior, desde hace 17 años se ha venido estudiado la fisiología digestiva del pejelagarto, lo que ha permitido entender el requerimiento nutricional de la especie en cada etapa de desarrollo, lo que ha logrado desarrollar una línea específica para el cultivo de la especie en función de la capacidad enzimática digestiva y los aspectos morfofisiológicos. Es así como se conocen los cambios en la digestión y absorción de los nutrientes, por lo que actualmente se tiene registrada una marca de alimentos balanceados que se produce en Guadalajara y que fue validada a nivel comercial en Balancán, Tabasco.

A partir de todos estos estudios, en 2018 se inició un proyecto para optimizar las formulaciones de alimentos balanceados, particularmente en etapas iniciales de vida (larvas y juveniles), de tal forma que se logró obtener un financiamiento por medio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) a través de la convocatoria de Ciencia Básica denominado “Estudio de la fisiología digestiva en larvas y juveniles del pejelagarto (Atractosteus tropicus) con base en técnicas histológicas, bioquímicas y moleculares. El proyecto tiene como objetivo estudiar los aspectos relacionados a la fisiología digestiva por medio del uso de aditivos funcionales (pre y probióticos) en dietas balanceadas para la producción de larvas y juveniles del pejelagarto. Como parte del estudio se han evaluado tres prebióticos como son el manan oligosacárido (MOS), el fructo oligosacáridos (FOS) y los beta-glucanos (B-glu) y un probiótico, la levadura Debaryomyces hansenii en alimentos para larvas y juveniles.

Los parámetros fisiológicos que se han estado evaluando involucran la actividad de enzimas digestivas con técnicas bioquímicas, los cambios en la morfología celular del intestino e hígado de los animales, así como los aspectos de la medición de la expresión genómica de enzimas digestivas, enzimas del sistema inmune, y de integridad de la membrana epitelial intestinal. Los resultados de nuestras investigaciones hasta el momento han permitido optimizar las formulaciones de los alimentos balanceados para mejorar el crecimiento, la supervivencia y la resistencia al manejo (estrés) de las larvas y juveniles del pejelagarto por medio de la adición de 0.2% de MOS, 0.5% de FOS, 0.5% de B-glu y concentraciones menores a 0.5% (1 x 1010 UFC/Kg de alimento).

Finalmente, se están desarrollando nuevas investigaciones a fin de ampliar la gama de aditivos funcionales como los galactooligosacáridos (GOS), inulina, xilooligosacáridos, butirato y propionato de sodio, entre otros, lo que permitirá contar con alimentos funcionales altamente eficientes, lo que redituará en una mejora de la producción utilizando alimentos desarrollados de forma específica para el pejelagarto.

Referencia: Edición No. 108 revista Agro Región (julio-agosto 2021)