El sector agroalimentario en México requiere de políticas públicas que ofrezcan certidumbre y reglas claras para seguir creciendo en la producción de alimentos, con creación de empleos y divisas para México, aseguró el Presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Juan Cortina Gallardo.
Al participar en el foro “Desafíos del campo y la seguridad alimentaria”, señaló que los elementos clave del sector agroalimentario son elevar la productividad, ser más sustentables, promover el uso de herramientas para la administración de riesgos, así como invertir en tecnología e investigación.
Juan Cortina resaltó que el sector agroalimentario genera casi el 10% del PIB nacional, representa cerca de 10% de las exportaciones del país e incluso el 22% de lo que importa Estados Unidos de alimentos llega de México.
“Desgraciadamente, desde el punto de vista de políticas públicas, hemos tenido en los últimos años una serie de embestidas que no están ayudando para que este sector siga teniendo el dinamismo que debiera de tener: los recortes presupuestales en la Secretaría de Agricultura y el enfoque totalmente social que se le está dando al presupuesto del sector; así como la eliminación de muchísimos programas y la parte del financiamiento está siendo muy mermado”, afirmó.
Octavio Jurado, Gerente General de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario, consideró que nos encontramos en un momento decisivo. Estamos “en la orilla del precipicio” y si no tomamos decisiones que nos permitan plantear un horizonte distinto al que hoy se advierte en el campo mexicano podríamos enfrentar un escenario de riesgo para la seguridad alimentaria.
De acuerdo con el especialista, seguimos viviendo los efectos negativos de la pandemia, que ha generado afectaciones globales en la cadena de suministro, modificando las tendencias de consumo. El Covid-19 no sólo ha tenido impacto en la economía de países, empresas y familias, sino en especial de los productores agrícolas mexicanos, que se han descapitalizado aún más por los eventos climáticos adversos, lo que a su vez ha causado un incremento en las importaciones.
Urgió a tomar decisiones que impulsen de manera decidida el desarrollo productivo, por lo cual es necesario un nuevo modelo agrícola, en el cual variables como el clima no sean los factores únicos y determinantes que le den viabilidad a la producción. Es decir, una política orientada a definir cuál es la vocación productiva de cada una de las regiones, un plan nacional que nos oriente sobre qué hacer y cómo hacerlo.
Para Jurado, la política pública y la orientación del gasto público es la herramienta más poderosa para poder impulsar la productividad del agro. No obstante, desde su punto de vista, actualmente se carece de una política de fomento y en los programas supuestamente diseñados para el sector están ausentes elementos como el desarrollo rural mediante la inversión, la capacitación, la investigación y la transferencia de tecnología.
Por su parte, Juan Carlos Anaya Castellanos, Director General del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), aseveró que los desafíos del sector se concentran en la sustentabilidad, el uso de la tecnología, la capitalización y la responsabilidad social. Precisó que los retos deben afrontarse en coordinación con el Consejo Nacional Agropecuario (CNA), los gobiernos Federal y estatales, y con el Congreso de la Unión.
Anaya Castellanos dijo que entre 1994 y 2021 el volumen de la producción mundial se ha incrementado 79.1%, mientras el volumen de la producción nacional a aumentado 87.7%. Afirmó que mientras los productores sean más productivos tendrán un incremento en su bienestar. En contraste, refirió, los que tienen menos producción lo hacen para autoconsumo y suelen buscar otra actividad, como ocurre en el sur-sureste del país.
Enfatizó que modernizar al campo pasa por organizar a los productores y contar con políticas públicas que permitan a México continuar como potencia. Propuso sumar a los pequeños productores a clústeres.
Recordó que, de acuerdo con la FAO, el 14% de los alimentos se pierden y un 17.5% se desperdician. Citó que el organismo internacional ha puntualizado que hay 811 millones de personas con hambre, pero de manera contrastante se producen los alimentos suficientes, por lo que esa situación es inconcebible e inaceptable.
Referencia: Boletín del Consejo Nacional Agropecuario (CNA)