La apicultura en nuestro país se desarrolla en una amplia variedad de ambientes, que difieren en clima y vegetación, y en cada uno de ellos la apicultura tiene características que le son propias.
La mayor parte de la apicultura se desarrolla en regiones templadas, con temperaturas medias anuales que igualan o superan los 14ºC y temperatura mínima promedio anual.
El clima y la situación geográfica determinan el tipo de vegetación, en algunas zonas modificadas por la acción de hombre, y esta a su vez presenta una oferta de néctar y polen propia de cada ambiente.
En general de los análisis polínicos de las mieles de estas zonas, y variando según lugar y año, se encuentran porcentajes variables de especies nativas e introducidas, que dan un carácter particular a las mieles de cada zona y según sean mieles de primavera o de verano, hay oscuras y claras, con aromas pronunciados o suaves, de cristalización compacta o cremosa.
A diferencia de otras zonas apícolas, la ubicación de los apiarios gana importancia en los climas fríos. Se recomienda ubicar las colmenas a pleno sol, ya que en las colmenas ubicadas debajo de árboles, se ha observado que las abejas tardan en salir a pecorear y suelen ser más defensivas; además de ser propensas a tener más problemas de humedad.
Las intervenciones del apicultor, en esta región, deben ayudar a la colonia a mantener la temperatura y la humedad dentro de los rangos de tolerancia. Para ello, dispone de varias herramientas:
-Que estén al sol, y no a la sombra.
-Instalarlas en un lugar seco donde no haya acumulación de aire frío durante las noches ni tampoco en lugares húmedos.
-Es indispensable que haya una o más fuentes de agua cercanas.
-Que se encuentren protegidas de los vientos.
-Que estén en un lugar fácilmente accesible
-Que estén cercadas con alambre, si es necesario, para evitar problemas con animales como caballos, vacunos o cerdos que son parte del ambiente.
-Que estén sobre caballetes y no en el suelo.
Es muy importante que en las reservas invernales haya una buena proporción de cuadros con polen de otoño. Se debe recordar que el ritmo de postura de la reina al principio de la temporada está condicionado por:
-la reserva de miel.
-la reserva (o entrada) de polen.
-la cantidad de abejas existentes que puedan cuidar (alimentar y dar calor) a las larvas.
-las condiciones climáticas exteriores.
En invierno las abejas consumen poco de las reservas que se dejaron, pero ese poco es el necesario para mantenerlas con vida.
Los meses críticos donde hay mayor demanda de alimento (miel y polen) son agosto y septiembre cuando la reina aumenta la postura y todavía no hay entrada suficiente de néctar ni de polen. Si es necesario, en septiembre, hay que suplementar con jarabe de alimentación y también algún suplemento proteico si es que no hay suficiente reserva y/o entrada de polen.
FUENTE: https://inta.gob.ar/documentos/manejo-de-las-colmenas-en-climas-frios