Su contribución a la seguridad alimentaria es vital
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado el 2022, como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales. La iniciativa es de singular importancia, ya que busca centrar la atención y reconocer la labor de millones de pescadores, acuicultores y trabajadores de la pesca, y su contribución al suministro de alimentos saludables para millones de personas en el mundo.
La celebración ofrecerá también la oportunidad de aumentar la información y los datos, en lo que corresponde a su aportación en la seguridad alimentaria, la nutrición, la erradicación de la pobreza y el uso sostenible de los recursos naturales, pero sobre todo, en la confección de políticas públicas y acciones que sirvan de apoyo y fortalezcan su actividad.
Aunque no existe una definición universal sobre el tipo de pesca o acuicultura que cuente como “artesanal” o “en pequeña escala”, es común que se utilicen estos términos para describir la pesca y la acuicultura que utilizan unidades de producción relativamente pequeñas, con pocos insumos y producción, y niveles bajos de tecnología o inversión de capital.
Y aunque se habla de pequeña escala y artesanal, a lo mejor –como ha dicho Julio Berdegué, Subdirector General y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe- el término no refleja la realidad de lo que aportan, en términos de cifras y condiciones.
En el mundo, existen alrededor de 59.51 millones de personas que trabajaban en el sector primario de la pesca y la acuicultura. Cerca de 20.53 millones de personas estaban empleadas en la acuicultura y 38.98 millones en la pesca.
De todos aquellos que se dedican a la pesca y la cría de peces, la mayoría se encuentra en los países en desarrollo, y la mayoría son pescadores artesanales en pequeña escala y trabajadores de la acuicultura (90 por ciento, según el Banco Mundial).
A pesar de su contribución, muchos de ellos viven con un alto nivel de pobreza y de vulnerabilidad. Si a esto le sumamos, las condiciones de empleo para los miles de trabajadores, estas suelen ser precarias y en algunas ocasiones se acercan al espectro del trabajo forzoso y la esclavitud.
En términos generales, el mayor número de pescadores y acuicultores se encuentra en Asia (con 85 por ciento del total mundial), seguido de África (con 9 por ciento), el Continente Americano (con 4 por ciento) y Europa y Oceanía (con 1por ciento cada uno).
En términos de género, se estima que a nivel mundial, la proporción de mujeres en la fuerza de trabajo total de la acuicultura es mayor (con 19 por ciento) que en la pesca (con 12 por ciento). Aun así, la disponibilidad de tecnologías, capital y financiamiento sigue siendo limitada para ellas, en comparación con los hombres.
No obstante estas condiciones, las mujeres desempeñan un papel crucial a lo largo de la cadena de valor de la pesca, proporcionando mano de obra tanto en la pesca comercial como en la pesca artesanal.
A pesar de la función y responsabilidades que reflejan estos datos, la pesca y la acuicultura artesanales, sigue sin tener acceso y control sobre los recursos, activos, créditos, información, capacitación y tecnología, así como en la toma de decisiones.
Que el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales -que inicia el 1 de enero del siguiente año- sirva para sensibilizar a la opinión pública y también a los gobiernos, a fin de impulsar políticas y programas públicos específicos y concretos, que permitan mejorar las condiciones de vida de quienes llevan adelante esta actividad y lograr así, su sostenibilidad a largo plazo de forma compatible con la conservación y ordenación adecuada de los recursos pesqueros.
Fuente: https://www.gob.mx/siap/articulos/2022-ano-internacional-de-la-pesca-y-la-acuicultura-artesanales?idiom=es