Una de las actividades del subsector pesquero que se ha desempeñado con mucho éxito en los últimos tiempos es la acuacultura, misma que se encarga de la reproducción controlada, preengorda y engorda de especies de fauna y flora marina o de río, por medio de técnicas de cría o cultivo que sean susceptibles de explotación comercial, ornamental o recreativa. Al respecto, se estima que 99.9% de esta producción se destina al consumo humano.
Como parte de una visión de producción de alimentos sostenible impulsada por situaciones preventivas como pueden ser el agotamiento de los recursos de los océanos y la creciente demanda de productos del mar, aunado a que los consumidores actuales buscan alternativas de productos orgánicos que les den la suficiente confianza para alimentarse sanamente, es que la acuacultura ofrece una respuesta con excelente desempeño.
El potencial de la acuacultura en México (y en el mundo) es progresivo, ya que existen las condiciones necesarias tanto para generar empleos como para explotar comercialmente las diferentes especies de cultivo en un contexto de creciente demanda prevista para las siguientes décadas.
Algunas de las clases cultivadas en nuestro país son: peces, cultivo que se concentra generalmente en estados del centro del país; crustáceos, se practica principalmente en los litorales del noreste de la república; y moluscos, se desarrolla fundamentalmente en las costas de Baja California.
Actualmente, las principales especies de acuacultura en México son el camarón (150 mil 76 toneladas); mojarra tilapia (149 mil 54 toneladas); ostión (45 mil 148 toneladas), carpa (30 mil 300 toneladas) y trucha (siete mil toneladas) y los principales estados productores son Sonora, Sinaloa, Jalisco y Veracruz.
Un aspecto muy relevante de la producción acuícola en México es que todos los proyectos de acuacultura cuentan con su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que emite la SEMARNAT, porque se ha tenido el cuidado de controlar los impactos ambientales que pudieran derivarse de esa actividad productiva.
Lo anterior ha sido posible porque las autoridades federales y en particular de la CONAPESCA le han dado prioridad a compaginar los estándares productivos con el cuidado de los ecosistemas en apego a la legislación ambiental, con lo que se evita poner en riesgo el patrimonio natural que provee los alimentos, cuidando que éstos se preserven.
Entre las acciones que se han desarrollado para incentivar la producción de alimento de alta calidad nutricional y precio accesible, se incluye el mejoramiento de líneas genéticas de especies susceptibles a acuacultura; apoyo y desarrollo de investigación aplicada y ordenamiento acuícola destinado a seguir impulsando el potencial acuícola nacional mediante la caracterización de áreas o zonas en donde se pueda realizar acuacultura.
La Acuacultura ofrece hoy a los productores mexicanos amplias oportunidades de desarrollo y de inversión con diferentes países y asociaciones, al amparo de 12 Tratados de Libre Comercio con 46 naciones; 32 acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones con 33 países