Dejar que los animales se huelan mutuamente
Mantén a los animales en habitaciones separadas durante los primeros días. Tendrás que empezar el proceso lentamente al mantener al perro y al gato en espacios separados. Si ambos animales solo viven en lugares interiores, es posible que consideres encerrar al gato en una habitación durante un par de días mientras todos se adaptan al cambio. Si separas al gato en un dormitorio, asegúrate de poner ahí todo lo que necesite; es decir, comida, agua, caja de arena y algunos juguetes.
Cuando lleves al gato por primera vez a tu casa, es mejor tener encerrado al perro o tenerlo afuera. De esta forma, el perro no saltará hacia el transportador de mascotas y no asustará al gato cuando lo lleves a tu casa por primera vez. Toca a un animal y luego deja que el otro te huela. Permite que cada animal se acostumbre al olor del otro antes de presentarlos. Acaricia a uno de los animales de forma individual y, después, sin cambiarte de ropa, busca al otro y deja que te huela. Hazlo con cada animal para que se puedan acostumbrar al olor del otro antes de un verdadero encuentro cara a cara.
Es mejor si puedes seguir intercambiando el olor durante unos días o hasta que el perro y el gato dejen de mostrar demasiado interés en el nuevo olor. Deja que los animales se huelan el uno al otro por debajo de una puerta. Una vez que ambos se hayan acostumbrado al olor del otro, permite que interactúen desde lados opuestos de una puerta. Lleva a tu perro a la parte exterior de la puerta de la habitación del gato y deja que se huelan por debajo.
Si el perro se pone muy salvaje o si empieza a arañar en la barrera de la puerta, deberás sacarlo y volver a intentarlo en otra ocasión cuando se calme. No procedas a un encuentro cara a cara hasta que ambos animales se puedan oler el uno al otro por debajo de la puerta sin agitarse.
Permitir las interacciones cara a cara
Deja que tu gato se encargue del nivel de interacción con el perro. Durante todo el proceso, nunca debes obligar al gato a interactuar con el perro. Dale una forma de escapar (por ejemplo, un lugar alto al cual saltar) y mantén al perro a cierta distancia. Si parece que el gato no muestra interés en relacionarse con el perro de inmediato, no lo obligues. Espera un tiempo y deja que se acerque al perro por su cuenta.
No obligues al gato a interactuar con el perro, sin importar cuánto tiempo demore. Sigue avanzando poco a poco hasta que el gato se sienta lo suficientemente cómodo como para acercarse al perro por su cuenta, incluso si este proceso demora semanas. Asegúrate de que las garras delanteras del gato estén recortadas y vigila a ambas mascotas cuando estén juntas. Pon mucha atención a la ubicación del gato en relación con el perro hasta que estés seguro de que se llevan bien sin problemas. Asegúrate de que el gato no pueda arañar la cara del perro. Mantén al perro en su jaula y deja que el gato deambule libremente durante los primeros encuentros. Con el gato en la otra habitación, pon a tu perro en su jaula y cierra la puerta. Después suelta al gato y aliéntalo a que te siga a la habitación con el perro. Al final debe sentir curiosidad por el perro y acercarse lo suficiente como para oler al otro animal.
Si tu perro se pone como loco cuando ve al gato, trata de calmarlo usando una voz suave. Aliéntalo a mantenerse calmado y utiliza un refuerzo positivo al darle premios cuando actúe de la forma que deseas. Si los premios y las afirmaciones tranquilizantes no son suficiente para calmar a tu perro, retira al gato y vuelve a hacer que se huelan por debajo de la puerta hasta que el perro pueda controlar mejor su emoción.
Mantén a tu perro con su correa y deja que el gato deambule libremente una vez que se hayan adaptado al paso con la jaula. Deja que el perro salga de su jaula, pero mantenlo firmemente controlado con una correa. Debes permitir que el gato deambule libremente de tal modo que se sienta cómodo y pueda retirarse si es necesario. Permite que los animales se huelan entre sí. Si el gato reacciona mal al bufar u ocultarse, esto no será inusual. Trata de dejar que los animales interactúen durante un par de minutos; no obstante, pon al gato en su habitación separada si parece estar muy ansioso o molesto. Mantén siempre al perro con una correa (o al menos sujétalo con fuerza del collar) a fin de controlar el nivel de cercanía entre ambos. Si tu perro jala con brusquedad de la correa o si se lanza hacia el gato, retrocede al paso anterior y vuelve a poner al perro en su jaula.
Trata de distraer a tu perro con premios a fin de enseñarle a ignorar al gato. Una forma excelente de entrenar a tu perro para que deje solo al gato es enseñarle que es más gratificante no ver al gato mediante el refuerzo positivo con premios. Cuando los animales estén en la misma habitación, trata de darle a tu perro una señal verbal (por ejemplo, con un clicker o al decirle una palabra como “bueno”) para llamar su atención. Después dale una golosina al perro.
Así le enseñarás que hay consecuencias positivas por ignorar al gato y optar por verte a ti. Hazlo varias veces a lo largo de cada día hasta que el perro pierda interés en el gato y se enfoque en los premios del refuerzo positivo sin problemas. Mantén al mínimo las interacciones iniciales. Puede ser muy estresante para los gatos y perros conocer nuevos animales. Trata de mantener muy breves las primeras presentaciones para no sobrecargar a tus mascotas. Permite que se vean y olfateen mutuamente durante unos minutos y luego sepáralos de nuevo. No querrás crear una asociación negativa para ninguno de los animales; por lo tanto, no los obligues a hacer nada que no quieran hacer. Una buena regla general es que los animales estarán listos para dar el siguiente paso cuando dejen de mostrar molestia o demasiado interés en el nivel de interacción actual.
Por ejemplo, una vez que tus mascotas no muestren interés cuando se huelan mutuamente por debajo de la puerta, será momento de pasar al paso con la jaula. Cuando no se molesten por estar en la misma habitación mientras el perro esté en su jaula y el gato deambule libremente, será momento de pasar al paso con la correa.
Tomar las precauciones adecuadas
Mira el lenguaje corporal de ambos animales. Durante las interacciones, asegúrate de controlar tanto al perro como al gato a fin de asegurarte de que estén bien. Es normal que se emocionen, o incluso que se enojen un poco; sin embargo, tendrás que evitar que se estresen demasiado.
Algunas señales de que tu gato se ha enojado demasiado son tener las orejas en punta hacia atrás, agitar la cola de un lado a otro y gruñir. Si tu perro se pone rígido, mira fijamente al gato o empieza a ladrar sin control, podría ser momento de separar a los animales por un rato.
Controla los hábitos de tu gato en su caja de arena. Debes revisar la caja de arena de tu gato a fin de ver si hay señales de cómo va la presentación. Si el gato utiliza la caja de arena con normalidad, entonces es probable que esté relativamente feliz y que se sienta seguro con la situación. Si tu gato defeca fuera de la caja de arena, es muy posible que el estrés del nuevo perro provoque que lo haga. En este caso, deberás ralentizar el proceso de presentación. Un comportamiento normal con la caja de arena es que tu gato utilice ese espacio varias veces al día, sin accidentes afuera.
Asegúrate de que el perro no pueda entrar a la caja de arena del gato. Tampoco debe poder atraparlo en ese espacio. Utiliza el refuerzo positivo. Tendrás que hacer que la experiencia de presentación sea lo más placentera posible para que ambos animales asocien a la nueva mascota con algo feliz o agradable. Trata de darles premios al gato y al perro durante el proceso de presentación, en especial si se comportan de una forma tranquila. También debes utilizar una voz suave y acariciar al gato durante las presentaciones. Otra persona deberá hacer lo mismo con el perro. Esto también servirá para crear una asociación positiva con el otro animal. Utiliza una puerta para bebés a fin de darle una opción de escape al gato. Es posible que consideres utilizar una puerta para bebés para separar parte de la casa. De esta forma, el gato podrá saltar por encima de la puerta e ir a relajarse en lugares de la casa que sean inaccesibles para el perro.
Como mínimo, asegúrate de que haya algunas mesas, mostradores o estantes altos a los cuales tu gato pueda saltar para escapar del perro si es necesario. Esto permitirá que ambos animales tengan el espacio que necesitan, además de darle a tu gato la libertad de elegir cuánta interacción tendrá con el perro. Rocía agua al perro si se niega a llevarse bien con el gato. Rociar agua al perro es una estrategia de contracondicionamiento que le ayudará a aprender que no se le permite ser malo con el gato. Si el perro se porta mal, simplemente rocíale agua. Con el tiempo, empezará a evitar esos comportamientos.
Por ejemplo, rocía agua al perro si mordisquea al gato. También podrías utilizar un collar Halti o Gentle Leader o un collar para corregir el comportamiento.
Referencia: https://es.wikihow.com/presentar-un-gato-a-un-perro