Por Elisabeth Casanova García y Jorge Quiroz Valiente
Perseguir la creación de empleo, el crecimiento y la competitividad mientras se afronta la crisis ambiental global es un desafío económico y social difícil de emprender. Hay evidencia de más de 50 formas de valorar el medio ambiente, pero la mayoría de las investigaciones y la formulación de políticas se centran en unos pocos métodos. Estos incluyen el conteo de especies y la evaluación del costo de reemplazar un servicio proporcionado por la naturaleza. Sin embargo, evaluar la naturaleza en términos puramente monetarios también puede ser perjudicial para las personas y el medio ambiente.
El hecho de que el mundo no valore adecuadamente la biodiversidad ha causado una disminución a largo plazo en una variedad de servicios que brinda el medio ambiente. La competitividad económica y la seguridad de cualquier región, a largo plazo, dependen directamente del uso sostenible de los recursos naturales. Aumentar la producción con recursos no renovables podría impulsar el crecimiento económico y crear puestos de trabajo, pero se compensa con desafíos globales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Para lograr este doble objetivo de crecimiento económico y sostenibilidad, las soluciones basadas en la naturaleza podrían ofrecer un camino de transición realista hacia una economía sostenible. En una revisión hecha por varios científicos del mundo (Noticias de Nature), la mitad de los estudios para valorar el impacto ambiental utilizaron indicadores biofísicos, como el número de especies o la cantidad de biomasa forestal. El 26% usó indicadores monetarios, como cuánto costaría si la polinización tuviera que ser realizada por humanos, o las cantidades que los gobiernos pagan a los agricultores para conservar la biodiversidad en tierras agrícolas. Solo una quinta parte de los estudios valoran la biodiversidad según criterios socioculturales; por ejemplo, la importancia que tiene para la gente un sitio sagrado o el valor que alguien le da al lugar donde creció. Los valores socioculturales no tienen necesariamente una cantidad numérica o una etiqueta de precio.
La investigación de los servicios de los ecosistemas conecta la ecología con el bienestar humano y la economía, al clasificar y estudiar los beneficios que las personas reciben de los ecosistemas. Por ejemplo, una granja agroindustrial moderna produce efectivamente grandes cantidades de alimentos, pero influye en los servicios culturales y naturales al alterar los ecosistemas. Evitar estas compensaciones y aumentar las sinergias, puede aumentar sustancialmente los flujos de servicios ecosistémicos sin generar más efectos negativos.
Teóricamente, los costos a corto plazo del combustible, el control químico de plagas y la mitigación de daños externos disminuirán, si logramos que los beneficios esperados de los servicios ecosistémicos como el control natural de plagas, la polinización, la regulación de la calidad del agua, el mejoramiento del suelo y el control de la erosión, se logren.
En las propuestas de algunas industrias en zonas rurales, se alteran las necesidades de las comunidades afectadas, que a menudo se consideran secundarias a las de los consumidores urbanos, especialmente si se requiere que las comunidades sean desplazadas, lo que resulta en que las personas pierdan sus medios de subsistencia y se vean obligadas a cambiar su forma de vida.
Por lo tanto, el desarrollo y la evaluación de soluciones basadas en la naturaleza abarcan tres requisitos: disminución de la entrada de combustibles fósiles por unidad producida, reducción de las compensaciones sistémicas y aumento de las sinergias, y aumento de la mano de obra y los puestos de trabajo.
En la última década, la actitud emprendedora ha sido considerada como una solución para la desigualdad social y la degradación ambiental más que como una posible causa de las mismas, estableciendo un nuevo tipo de actividad emprendedora, denominada “emprendimiento sostenible”, cuya finalidad es preservar la naturaleza, el sustento de la vida y la comunidad en la búsqueda de oportunidades para generar productos, procesos y servicios futuros para obtener ganancias que incluyen el beneficio económico y no económico para los individuos, la economía y la sociedad.