El caballo es un animal que ha sobrevivido durante su evolución gracias al instinto de huida ante cualquier peligro. Este instinto permanece hoy en día. Los potros aprenden de su madre, de modo que si su madre se asusta de los coches, el potro aprenderá a asustarse, y si su madre no se asusta, él tampoco lo hará. Después del destete sigue su aprendizaje en la manada, actuando como el resto de los caballos. De base, tienes que saber que los caballos son asustadizos y gracias a encontrase con un objeto repetidas veces, y ver que no tiene peligro, asimilarán que no les hará daño.
También funcionará que, al encontrase con algo determinado, reciba un premio, y ese “algo” negativo se vuelve positivo. De todos es conocido el miedo que los caballos tienen a las bolsas. Prueba a llevarle las zanahorias en una bolsa y hacer cada día un poco más de ruido con la bolsa. Verás que al poco tiempo ¡le encantará oír bolsas porque tal vez traigan zanahorias! A este proceso de aprendizaje paulatino basado en una serie de trabajos repetitivos y progresivos, para que un objeto que producía miedo deje de hacerlo, se le llama desensibilización. El tipo de nerviosismo ligado al miedo desaparece con la desensibilización.
Caballo nervioso ligado a la nutrición: mi caballo está muy fuerte
Debes de revisar la dieta que le suministras y adecuarla al ejercicio que el caballo realiza habitualmente. Si tu caballo recibe una dieta con más energía de la que necesita (sobre todo si es rica en cereales) estará demasiado fuerte, será complicado de manejar y la monta será menos centrada. Una pista sobre si tu caballo recibe una dieta demasiado alta en energía es vigilar su condición corporal, ya que suelen engordar. La falta de fibra, es uno de los principales motivos por el que tu caballo se puede poner más nervioso. Un caballo con una dieta alta en fibra estará más tranquilo y, por otro lado, evitarás las estereotipias típicas en los caballos como el tiro del oso, morder la madera, etc. Puedes añadir a la dieta de tu caballo
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