Autor: Jerez, E.
Las heliconias constituyen, junto a las alpinias, lirio antorcha, anturios, entre otros, un grupo de flores tropicales nativas de la América Tropical (1, 2) muy poco conocidas en el país; sin embargo, presentan amplias posibilidades florísticas, calidades insuperables y durabilidad sobresaliente, todo lo cual hacen de ellas renglones de amplias perspectivas en la producción de flor cortada. Por otra parte, dicha especie presenta condiciones agronómicas interesantes, como su alta resistencia a las características climáticas del país y al ataque de plagas y enfermedades, así como su amplia rusticidad; además, su fácil propagación, largos períodos de floración y carácter permanente hacen de ellas renglones de significativa importancia para el trazado y cumplimiento de planes de producción, que permiten el máximo aprovechamiento de las tierras de cultivo y las áreas marginales existentes en toda explotación florícola.
El género Heliconia presenta de 225 a 250 especies en el mundo; Colombia es el que mayor número de especies tiene (aproximadamente 93). Las heliconias son el único género en la familia de las heliconiaceas que es miembro de un gran orden botánico llamado Zingiberales. Hay varias características que hacen de este un orden de fácil reconocimiento; entre esas características se pueden incluir las hojas largas y grandes inflorescencias de vistosos colores.
Producción para flor cortada
El cultivo a nivel comercial se inicia en la década de los 70 al aire libre en Hawai y bajo invernadero en Holanda y Alemania. La producción se ha incrementado E. Jerez continuamente, aunque la presencia de heliconias en los grandes mercados de flores, tales como las subastas holandesas, es aún minoritaria. No obstante, ello ha impulsado mucho los estudios sobre este género tanto a nivel botánico como hortícola. Las principales áreas productoras de heliconias para flor cortada se sitúan en EE.UU. (Hawai, Florida y en menor proporción California); las Islas del Caribe (Jamaica, Guyana, Barbados, Trinidad y Tobago, Surinam) y los países de Centroamérica (Costa Rica y Honduras). Sus principales mercados son Estados Unidos, Canadá y, de menor importancia, Europa. Otros países de Centro y Sudamérica (Colombia, Brasil y Venezuela) empiezan a interesarse también en la producción de heliconias. En el Pacífico y el sudeste asiático, el cultivo se ha desarrollado en Singapur y Tailandia, y comienza en Filipinas, Malasia y Taiwán, con vistas a exportar a Estados Unidos y Japón.
Propagación y plantación
Las heliconias se propagan usualmente de manera natural a través del desarrollo de las yemas vegetativas presentes en su tallo rizomatoso, característica esta utilizada en producción para la multiplicación artificial. Los pseudotallos se cortan a 15-30 cm de la base y los rizomas se dividen en secciones con uno a dos tallos, se quitan todas las raíces, los tallos y las hojas muertas, y se desinfectan sumergiéndolos en solución fungicida. Debe efectuarse un riguroso control de nematodos.
De estar presentes pueden eliminarse mediante calor; los rizomas de 4-5 cm de diámetro pueden sumergirse durante 30 minutos en agua a 50ºC (o durante una hora a 48ºC) sin afectar la supervivencia de las plantas. Aunque los rizomas pueden plantarse directamente en el suelo, es preferible hacerlo en contenedores. En unas cuatro semanas desarrollan nuevas raíces, los pseudotallos existentes mueren y son reemplazados por nuevos brotes a las cuatro o seis semanas, momento en que deben trasplantarse. Se recomienda una temperatura de sustrato de 20ºC para H. stricta ‘Dwarf Jamaican’. A pesar de su similitud con el género Musa, ampliamente propagado por cultivo in vitro, la oferta comercial de heliconias micropropagadas es escasa y restringida a algunos cultivares, casi todos de H. psittacorum. Las heliconias pueden propagarse también por semilla. Se recomiendan temperaturas entre 25ºC y 35ºC en semillero, y trasplantar cuando los brotes tengan de 2 a 4 cm de altura. No obstante, este sistema apenas se usa para producción, porque no garantiza el mantenimiento de las características del cultivar y además la germinación suele ser muy lenta (tres meses a tres años) y pobre.
A pesar de los problemas de homogeneidad inherentes a la reproducción sexual, H. stricta ‘Dwarf Jamaican’ conserva bien y de manera uniforme las características parentales. Para la plantación prefieren los suelos ácidos, aunque algunos cultivares soportan también los ligeramente alcalinos. H. psittacorum y H.x ‘Golden Torch’ son muy sensibles a suelos alcalinos y pesados o insuficientemente drenados, y por ello en Florida se cultivan en sustratos para evitar deficiencias de Fe y Mn. Para la multiplicación, los plantones (rizomas) son divididos de manera tal, que cada fracción vaya provista de varias yemas vegetativas que den origen al desarrollo de nuevos rizomas y aparatos vegetativos.
En el cultivo del plátano, se informó que el número de hojas se corresponde de forma inversa con la masa del rizoma, lo cual pudiera suceder de igual forma en este cultivo, pero a juzgar por otros resultados, al utilizar distintos marcos de siembra, en dependencia del tamaño y la masa de los rizomas empleados, se comprobó que en los de mayor tamaño las plantas de Heliconia psitacorum L. alcanzaron mayor altura y número de hojas por m2 , al igual que el número de inflorescencias; sin embargo, el tamaño de ellas fue mayor en los rizomas más pequeños. Para el cultivo en sustrato los recipientes deben tener 0.8-1 m de ancho y unos 0.30 m de profundidad, pues los rizomas son muy agresivos. Recipientes más anchos permiten aprovechar mejor el suelo, pero dificultan la recolección y se acentúan los problemas posteriores por falta de luz en las plantas. Se recomienda un entutorado con uno o dos hilos a 0.60 y 1.2 m en el perímetro de las pocetas. La densidad de plantación depende mucho del tamaño de la especie, el tipo de inflorescencia (erecta o pendular) y su índice de crecimiento.
En general, las de tipo erecto crecen con mayor rapidez y requieren un marco de plantación más amplio. Para cultivo en suelo, se proponen espaciados entre plantas que varían entre 0,75-1 m para H. psittacorum; Se ha comprobado que un marco de plantación de 0,50x0,50m resultó adecuado para ella; 1,2-1,5 m para tipos como H. angusta, H. aurantiaca, y H. stricta (cvs. de pequeño tamaño); 1,5-2 m para H. rostrata, H. angusta ‘Flava’, H.x ‘Golden Torch’, H. latispatha y H. stricta (cvs. grandes); y 2-2,5 m para las especies de mayor tamaño H.caribaea, H. bihai, H. chartacea y H. wagneriana. El espaciado entre líneas debe ser de 1,5 m para especies pequeñas, y 2-3 m o más para especies grandes, dependiendo de las necesidades de acceso de maquinaria.
Para el cultivo de H. psittacorum en sustrato, se recomienda plantar los rizomas con tres a cuatro pseudotallos a una profundidad de 10 cm y espaciarlos 0,3 m. De este modo, la poceta se llena de plantas en unos seis meses. Generalmente, es necesario proceder a levantar y renovar la plantación cada dos a tres años, debido a que la densidad de pseudotallos llega a ser excesiva y hace decrecer la producción de flores y su calidad. La renovación ha de hacerse con mayor frecuencia en climas más tropicales. El cultivo de las heliconias Aunque pueden multiplicarse en cualquier época del año, la época más apropiada parece presentarse al inicio de la temporada primaveral (abril-mayo), que garantiza un buen aprovisionamiento de agua durante la fase inicial de su desarrollo.
Recolección y poscosecha
Las heliconias suelen recolectarse cuando dos o tres de las brácteas están abiertas, pues no continúan abriendo El cultivo de las heliconias después de recolectadas ni aun usando soluciones de apertura. Para ello se cortan los pseudotallos desde su base. Las flores se suelen comercializar sin hojas, pero se dejan los pecíolos próximos a la flor para protegerla en el transporte. A diferencia de las restantes especies, H. psittacorum se recolecta con una o dos brácteas abiertas, pudiendo cortarse o arrancarse con un tirón seco y se suele comercializar con hojas. Una vez cortadas, las flores se ponen en agua para rehidratarlas y se almacenan a 13-15ºC. Nunca deben exponerse a temperaturas inferiores a 10ºC, ya que sufren daños por frío. La duración de las flores varía considerablemente, dependiendo de la especie y el cultivar. La mayoría de los estudios acerca del comportamiento poscosecha se han hecho en H. psittacorum. De acuerdo con los resultados de Broschat y Donselman para el cv.‘Andromeda’, conviene recolectar a primera hora de la mañana, ya que la duración de las flores se reduce considerablemente cuando se cortan a mediodía. La aplicación de diferentes soluciones hidratantes no ha permitido alargar la duración de las flores ni mejorar su absorción de agua. Los únicos resultados positivos se han obtenido aplicando antitranspirantes para evitar las pérdidas de agua.
Mercados y comercialización
La floricultura a nivel mundial es un negocio de grandes proporciones. El avance de las comunicaciones y el desarrollo de los tráficos aéreos han impulsado fuertemente esta actividad en el último decenio. Países como Colombia, Israel, Tailandia, Kenia, Ecuador y Nueva Zelanda, que en la década del 80 no figuraban en el concierto de las naciones productoras de flores, se han convertido hoy en día en grandes exportadores. Ellos señalan además que la tendencia del mercado, según expertos de todas las naciones, está en franca expansión, poniéndose como ejemplo que, en el próximo quinquenio, Finlandia quintuplicaría su consumo per se, y Alemania y Holanda lo duplicarían, al igual que los Estados Unidos. De acuerdo con la bibliografía consultada al respecto, los principales países exportadores son: Holanda, Colombia, Israel, Italia, Tailandia, Kenia, España, Zimbabwe, Francia, Ecuador, Nueva Zelanda y Singapur; mientras que los principales países consumidores son: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, España y Holanda. Entre las especies e híbridos más comercializados se destacan: H. psittacorum, H. bihai, H. chartaceae, H. caribaea, H. wagneriana, H. stricta, H. rostrata y H. farinosa. Las heliconias tienen alto costo por lo que son menos apetecidas, ya que una sola flor equivale a comprar media docena de rosas o un ramillete de claveles.
Referencia: Cultivos Tropicales / Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas