A.C. – D.C. (Antes y Después del Coronavirus)

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Por Ing. Gregorio Cabrera Bernat / Agroinvic

Agro Región

Coincidencia o no, pero es de llamar la atención como hasta ahora teníamos como referencia en el tiempo el decir A.C. ó D.C. antes de Cristo o después de Cristo y en efecto así será ahora A.C. o D.C. antes del Coronavirus y después del Coronavirus. Definitivamente la perspectiva de la vida será otra después de esta pandemia, que pareciera de película lo que estamos presenciando. Un mundo paralizado por un virus, un colapso en todos los ámbitos para la humanidad, quien se preparó para guerras de todo tipo menos a una guerra contra un virus, inimaginable pero hoy es una realidad.

Hace 5 años escuché una estadística que me causó mucho impacto: el 85% de la población en América Latina ya estaba en las ciudades y un 15% en el campo, de ese 15% la mitad con más de 60 años de edad. Por eso hoy las ciudades están topadas de ofertas de todo tipo, servicios principalmente y muy pocos generando la alimentación para todas estas personas. Esta contingencia nos deja ver lo vulnerables que somos ante el embate de la naturaleza que sin duda, es una defensa del mismo planeta hacia una especie que se ha esmerado en ser el mayor depredador de los recursos naturales y causante del desequilibrio de muchos ecosistemas.

Llegando hasta a culpar a los bovinos del problema de contaminación y calentamiento global, cuando en su esencia misma del circulo virtuoso de la naturaleza, los rumiantes son los mejores aliados del planeta al comer ese forraje y este volver a crecer haciendo fotosíntesis para lo cual necesita carbono y hemos logrado demostrar que con procesos y manejos bien planeados podemos capturar más CO2 que una hectárea de bosque. Hoy al estar los seres humanos en sus casas y dejar en paz al planeta, en unos cuantos días el planeta fue capaz de mostrarnos como todo empezó a regresar a su origen y equilibrio medio ambiental.

Hoy es muy probable, que muchas personas que viven en la ciudad estén pensando en regresar al campo, a producir por lo menos su comida, vivir de lo que ahí se produce y tener una vida en paz, porque muchos deben estar dándose cuenta de que valioso es el tiempo con la familia, con los hijos, el tener tiempo de leer un buen libro, el disfrutar de la naturaleza, disfrutar el estar vivo y descubrir que la esencia de vivir no estaba en lo material, si no en la esencia misma de vivir en armonía en este planeta. Pero como regresar al campo donde este se llenó de manejos irracionales y predatorios cada día empobreciendo más esas tierras y al ganadero volviéndolo cada vez más dependiente de insumos y máquinas, confundiendo el “tecnificarse“ como un sinónimo de máquinas e insumos, con un objetivo individual es decir fijándonos en el peso al destete por becerro o la producción de leche por vaca, cuando en realidad lo que debimos hacer fue tecnificarnos en procesos y manejos en ser los conductores de mejorar los procesos de la naturaleza, pero con las herramientas que la naturaleza misma nos dio suelo-planta-animal. Es así que, si estamos pensando en vivir de la ganadería hoy con unos precios a la baja, la única manera será buscando la productividad y la eficiencia, aumentando oferta forrajera, capacidad de animales por hectárea, producción de kilos por hectárea, producción de leche por hectárea y todo esto al más bajo costo. Y serán dos las áreas donde más énfasis tendrá que poner el ganadero, nutrición de alto desempeño y baja inversión y reproducción con altos índices en el caso de los que producen becerros.

Sin duda el reto es grande, producir alimentos sanos, en armonía medioambiental, a bajos costos, sin químicos, sin uso de hidrocarburos, sin quemar, pero sobre todo levantarnos de un escenario donde el pequeño y mediano productor no sabe por dónde ir, donde los apoyos externos serán cada vez menos probables e incipientes, este será el momento de ayudarnos entre todos para salir adelante, el ganadero debe quitarse el traje de la apatía en el cual ha estado metido por varios años, romper paradigmas, proponerse a desaprender y a volver a aprender si es que pretende conservar su actividad y dejarle un negocio prospero a las próximas generaciones.

Tenemos que cambiar o los cambios nos cambiaran, hay personas que se preguntan ¿qué planeta le dejaremos a nuestros hijos?, pero hay personas que nos preguntan, ¿qué hijos le dejaremos al planeta?. Vienen tiempos de reinventarnos, de buscar el camino a una vida mejor, que no necesariamente es como se pensó A.C. son tiempos D.C. son tiempos de volver al equilibrio en todo sentido, al respeto total a todo lo que nos rodea, de llenarnos de alegría y de buscar el objetivo de ser felices y para eso se necesita mantener una actitud positiva y convencida de ayudar a los que más lo necesitan, es decir cada día ser un mejor ser humano.

El camino a una ganadería ambientalmente responsable no es de inversiones grandes, el principal requisito por encima de todo, es estar convencido y aceptar que hay un camino diferente por donde podemos seguir el andar de una mejor manera, la ganadería de precisión es un ejemplo de ello, donde un conjunto de engranajes hacen que gire toda la rueda en beneficio de todo cuanto nos rodea, sin productor convencido, nada cambiará.