Los organismos cultivados selectivamente y seleccionados de forma natural son variantes genéticas de sus antepasados, mientras que los organismos modificados genéticamente (OMG) son aquellos modificados por humanos a través de la manipulación directa de las células parentales y sus genomas mediante la inserción de ADN en las células reproductivas. El ADN insertado está diseñado para expresarse sin integración del genoma, o bien expresarse mediante la integración aleatoria del genoma (transgénesis aleatoria) o seleccionar y modificar el genoma (edición del genoma).
La agricultura actual se vale de fertilizantes, herbicidas y otros agroquímicos para proteger sus cultivos contra enfermedades y plagas, pero muchos de esos productos tienen efectos negativos específicos y, a veces, graves en el medio ambiente y la salud pública. Una forma en que los OMG pueden aliviar este problema es crear cultivos capaces de resistir estos problemas sin necesidad de agroquímicos. Por ejemplo, un enfoque OMG utilizado en algodón, maíz y soya ha sido la expresión de los genes de una proteína de Bacillus thuringiensis que es particularmente tóxica para insectos.
Respecto al uso en animales, Herbert Boyer y Stanley Cohen fueron pioneros en la ingeniería genética en 1973, cuando desarrollaron una técnica para transferir un gen de resistencia a los antibióticos de una cepa bacteriana a otra, lo que permitió la resistencia a los antibióticos en la cepa receptora. Durante los últimos 25 años, los avances en biotecnología han permitido la ingeniería genética de animales transgénicos con fines medicinales y agrícolas, pero ¿Son los animales transgénicos necesarios para los humanos?
El aumento de la población mundial y el cambio climático requieren más alimentos y que sean más saludables. En consecuencia, el ganado transgénico que muestre mayores tasas de crecimiento y reproducción, nutrientes adicionales o mejores y mayor resistencia a las enfermedades puede reducir drásticamente los costos de producción, aumentar el valor nutricional y así obtener más alimentos a nivel mundial. La producción ganadera debe evaluar tales expectativas, pero también para que sea segura para el medio ambiente. Los animales transgénicos que son más saludables y nutritivos pueden reducir la necesidad de tierra, suministro de agua y eliminación de estiércol.
Algunas de las expectativas para el uso masivo de los OMG destaca el combate a la influenza aviar, que puede afectar a pollos y personas; una línea de investigación prometedora es crear pollos inmunes que expresen el gen que impida la reproducción de los genes virales. Por otra parte, la biotecnología brinda la oportunidad de aumentar la producción de leche, cambiar su composición o enriquecerla con nutrientes, como proteínas, lactosa y ácidos grasos; en este sentido se han introducido genes en cerdos para mejorar su salud, reproducción y crecimiento, incluida una
composición de carne más magra. En el caso de apoyo para la salud humana, el trasplante de corazón porcino de OMG, es un proceso que aún no está aprobado por la FDA, pero fue autorizado para una cirugía de «uso compasivo» en 2022; el paciente murió dos meses después de un procedimiento que fue aclamado como un hito para el xenotrasplante (trasplantes de órganos entre especies distintas). Si bien la causa de la muerte aún no está clara, el paciente podría haber estado demasiado enfermo para sobrevivir, independientemente del desempeño del injerto cardíaco. Aún es pronto para saber si este protocolo es una opción viable.
Durante los últimos 20 años, el campo de la ingeniería genética se ha topado con algunos mitos, sin embargo, un análisis exhaustivo de los datos científicos revela que, en la mayoría de los casos, son mitos y no hechos (Platani et al., 2023). Algunos de los mitos son “la manipulación de los genes de cultivos y animales es un nuevo riesgo para la humanidad”, aunque eso ha existido siempre; “los OMG dañan el medio ambiente”, aunque uno de los beneficios de los OMG para el medio ambiente es la menor dependencia de los productos químicos agrícolas.
La ingeniería genética debe ser utilizada a favor de la seguridad alimentaria y la salud. Los esfuerzos se deben centrar en los impactos en la salud y en evitar las posiciones monopólicas de las empresas que los producen.
Escrito por Elisabeth Casanova y Jorge Quiroz Valiente