El manejo del pastoreo puede contribuir a la disminución de la producción de metano

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Jorge Quiroz Valiente

Manuel barrón Arredondo

Lorenzo Granados Zurita

INIFAP- TABASCO

La producción de alimentos, especialmente la carne de rumiantes, es un importante impulsor del cambio ambiental global. Debido a esto, un número creciente de ambientalistas, científicos y agencias gubernamentales han pedido una reducción drástica en el consumo de alimentos de origen animal. Sin embargo, dado que los sistemas de cría de ganado son un componente fundamental de la nutrición y la seguridad alimentaria mundiales, y algunos de ellos también brindan otros servicios ecosistémicos, el ganado, incluidos los rumiantes, no debe descartarse simplemente de los sistemas alimentarios mundiales.

Los rumiantes en pastoreo contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. El metano (CH4), con un potencial de calentamiento global 34 veces mayor que el CO2, se ha multiplicado por 2.56 en la atmósfera desde la época preindustrial. Este compuesto, si bien es un subproducto natural de la fermentación microbiana en el tracto digestivo, contribuye en gran medida a la huella de carbono de los rumiantes.

Durante los últimos 50 años, se desarrollaron diversas estrategias de mitigación de CH4 para el ganado, la mayoría de ellas orientadas a la nutrición (Zubieta et al., 2021). Estas estrategias se aplican principalmente en sistemas de alimentación intensivos, en animales con gran consumo, alta eficiencia alimenticia y baja producción de CH4 [g CH4/kg materia seca (MS) (Hristov et al., 2013). Sin embargo, su aplicabilidad a los sistemas de pastoreo, especialmente en los países en desarrollo, es un desafío dadas las limitaciones técnicas, económicas, de bienestar animal y operativas, y su potencial de mitigación no llega a los rumiantes domésticos responsables de la mayoría de las emisiones de CH4 entérico. Alrededor del 60% de las tierras agrícolas del mundo son tierras de pastoreo (Food and Agriculture Organization of the United Nations, 1999).

Los pastizales producen el 57% y el 45% del total de carne y leche en el mundo (OECD-FAO, 2011), con nutrientes esenciales de plantas forrajeras pastoreadas como principal fuente de alimento. Los animales de sistemas basados en pastos, por lo general, tienen bajos niveles de consumo de MS provenientes de forrajes con bajo valor nutritivo y, por lo tanto, tienen una mayor intensidad de emisiones de CH4 (Herrero et al., 2016) en comparación con los animales alimentados en establo con un alto consumo de raciones ricas en nutrientes. Dentro de los sistemas basados en pastos, se cree que aquellos con forrajes tropicales impulsan una mayor intensidad de CH4, dado su menor valor nutritivo en comparación con las especies templadas (Archimède et al., 2011). No obstante, en condiciones de pastoreo existen múltiples causas que ocasionan altas emisiones con altas intensidades de pastoreo que dan como resultado el sobrepastoreo y los bajos niveles de consumo, lo que explica tales ineficiencias.

Dado que la mayoría de los rumiantes se producen en condiciones de nutrición deficiente, la optimización de la productividad por unidad de consumo de alimento sería, con mucho, la palanca más eficaz para reducir las emisiones de CH4 entérico. Cuando el manejo del pastoreo optimiza altos niveles de consumo de partes de plantas de alta calidad, independientemente de las especies forrajeras, el rendimiento animal puede aumentar sustancialmente y la intensidad de CH4 puede ser igual o incluso menor en comparación con los animales en algunos regímenes de alimentación intensivos.

La producción de CH4 (g/animal/día), el rendimiento y la intensidad de los animales que pastan forrajes templados o tropicales y resaltan la importancia de la estructura del césped, un criterio clave relacionado con las plantas en el proceso de alimentación de los rumiantes, para definir los objetivos de pastoreo. A partir de esto, ilustramos cómo un nuevo concepto en la gestión del pastoreo basado en las respuestas del comportamiento animal crea las condiciones para maximizar la tasa de ingesta a corto plazo, lo que permite maximizar la ingesta diaria de forraje y nutrientes, con el potencial de mitigar la intensidad de las emisiones de CH4. Finalmente, un manejo del pastoreo que permita optimizar el consumo de forraje y la producción animal, brinda la oportunidad de mitigar las emisiones de CH4 por unidad de producto (carne o leche) en diversos sistemas silvopastoriles, a niveles comparables al ganado alimentado en establo.

Los sistemas de pastoreo tienen una alta intensidad de CH4 cuando el consumo de MS y el rendimiento animal son bajos. Ensamblado con datos de experimentos publicados y no publicados con animales de pastoreo y corrales de engorde, la producción del CH4 disminuye de forma curvilínea a medida que aumenta la ganancia diaria de peso vivo para ovejas y ganado. Cuando la ganancia animal es cercana a cero, la cuota de mantenimiento (incluido el CH4) la producción de emisión es máxima, con valores de la literatura tan altos como 1.0 kg de CH4 por kg de ganancia de PV. A medida que el rendimiento animal mejora hasta el umbral de ganancia de PV de alrededor de 10 g/día/kg de PV 0.75 (0.14 y 0.7 kg/animal/día, en ovinos y bovinos, respectivamente), la intensidad de las emisiones se reduce drásticamente a alrededor de 0.2 kg de CH4 por kg de PV de ganancia.

Por ejemplo, la intensidad de las emisiones cae, cuando la producción de leche por vaca aumenta de casi cero a alrededor de 3000 kg, y desde este punto en adelante, la intensidad de la emisión no disminuye a medida que aumenta la producción de leche (Gerber et al., 2011). Por lo tanto, es importante intensificar los sistemas basados en pastos para alcanzar tasas de rendimiento umbral para reducir sustancialmente la intensidad de CH4 de los productos animales. En consecuencia, mejorar la ganancia de peso vivo de los rumiantes (bovinos u ovinos) a través de un manejo adecuado del pastoreo (es decir, una intensidad de pastoreo de ligera a moderada, ya sea en pastoreo rotacional o continuo), la fertilización con N o la suplementación, seguramente reducirá la intensidad de CH4 en diferentes tipos de pastizales ya sea en regiones templadas o tropicales.

Hay importantes beneficios adicionales en términos de mayor suministro de proteínas de alto valor biológico y mejores ingresos rurales, sobre todo en los países en desarrollo con grandes poblaciones de pequeños agricultores. La posible combinación de beneficios económicos y ambientales derivados de las ganancias de productividad en la producción lechera sugiere un análisis más profundo. Sin embargo, se debe tener cuidado para que las ganancias de productividad se produzcan en un contexto de mayor sostenibilidad ambiental y social en general. Pueden tener consecuencias ambientales no deseadas y mayores riesgos que requieren ser abordados por marcos de políticas específicas.