El uso responsable y la comercialización de insumos de protección de cultivos para la producción de alimentos es fundamental para fomentar la seguridad alimentaria en México de manera sustentable en beneficio de todos los mexicanos, asegura la organización Protección de Cultivos de Ciencia y Tecnología, (PROCCYT), asociación que representa a 85 empresas dedicadas a la investigación y desarrollo, fabricación, distribución y comercialización de insumos agrícolas, en el Análisis del impacto económico de restricciones sobre la comercialización de plaguicidas en la producción de cultivos relevantes del mercado agroalimentario mexicano.
El crecimiento poblacional que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para 2050 se estima en 9,700 millones de habitantes en el mundo, generará un incremento de más de un 60% en la demanda de alimentos. Adicionalmente el cambio climático, que impacta a las plagas agrícolas, es otro de los retos para satisfacer las necesidades de alimentación en calidad y cantidad.
El análisis presentado por PROCCYT resalta que en los últimos periodos legislativos se han presentado diversas iniciativas relacionadas con restricciones al uso de plaguicidas, las cuales de ser aprobadas tendrían como principales consecuencias la pérdida de cultivos y el incremento de precios de los productos del campo.
Ante un escenario de prohibición total de productos para la protección de cultivos, el análisis estima que la pérdida de estos sería de hasta un 37.3% en el caso de maíz, y de un 49% en aguacate, caña de azúcar, tomate rojo, chile verde, frijol y limón, por mencionar algunos ejemplos*.
Sobre el impacto en precios, el análisis proyecta que, de darse una prohibición total de productos para la protección de cultivos, por ejemplo, el maíz tendría un incremento de precio de hasta un 84.8%, 87.5% en el aguacate, 612.5% en la naranja, 61% en la caña de azúcar, 445.5% en el tomate rojo y 35.8% en el frijol*.
Ante esto, el análisis de PROCCYT resalta lo siguiente:
Ante un escenario de prohibición total de plaguicidas, la afectación aproximada sería de 137 millones de toneladas, lo que representa pérdidas en el valor de la producción de alrededor de 400 mil millones de pesos. El uso de productos de protección de cultivos y la producción de alimentos tienen una relación directa. Según la FAO, existe evidencia suficiente para afirmar que las plagas invasoras son una amenaza creciente para la seguridad alimentaria.
El efecto económico de una posible prohibición seria contrario al esfuerzo de la administración pública por mantener un nivel inflacionario positivo. Las implicaciones de una reducción de la productividad afectarían a 7 millones de puestos de trabajo, directos e indirectos, que se generan por las actividades agrícola (11% de la población económicamente activa del país).
Durante la presentación, Roberto Escalante, presidente de PROCCYT, resaltó los beneficios de la ciencia y tecnología de los productos para la protección de los cultivos los cuales contribuyen al crecimiento de la productividad agrícola y al suministro de alimentos al reducir las enfermedades propagadas por plantas y animales, así como para la inocuidad de la alimentación de diversas especies de ganado.
Por su parte, Luis Osorio, director ejecutivo de PROCCYT detalló que “en México y a nivel internacional, a través de leyes, reglamentos y normas, la industria de la ciencia de protección de cultivos es de las más reguladas y que detrás de la creación de cada producto, existe un proceso de más de 11 años de investigación y desarrollo, así como un respaldo de más de 120 estudios de seguridad y eficiencia para evaluar el impacto agrícola, ambiental y de salud”.
Osorio aprovechó para resaltar que “estos números y datos hacen hincapié en la urgente necesidad de abordar de manera estratégica el reto de garantizar una producción agrícola sostenible y evitar un impacto negativo en su suministro, lo cual se encuentra directamente relacionado con una correcta protección de nuestros cultivos”.
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