Las gallinas, aunque comen, no tienen un estómago como el nuestro
Cuentan con el proventrículo o estómago glandular y la molleja o estómago mecánico, un órgano común en todas las aves que desempeña la función de moler o desmenuzar el alimento, formado principalmente por granos. Por eso las gallinas criadas en libertad, picotean algunas piedrecitas de vez en cuando, pues les ayudan a mejorar su digestión al actuar como pequeñas ruedas de molino.
Necesitan un descanso reparador: ¡Son muy dormilonas!
Las gallinas no son juerguistas, eso está claro. Necesitan descansar un mínimo de 8 horas diarias seguidas cada noche. Ellas lo saben y en cuanto cae el sol, sin que nadie tenga que perseguirlas o llamarlas, se recogen solitas en el gallinero. Naturalmente, algunas se retrasan y tardan en entrar. Esto puede deberse a que tienen en ese momento más ganas de explorar, o a que se han distraído, o incluso a que ocupan un lugar bajo en el escalafón jerárquico y quieren entrar las últimas para evitar roces con otras gallinas.
A veces son peleonas con sus congéneres
Si no están bien educadas o adiestradas desde pequeñas, o si las condiciones que las rodean (temperatura, acceso a comida y bebida y un largo etc.) no son las adecuadas, pueden volverse agresivas con sus congéneres. Por tanto, las gallinas dominantes provocarán peleas en el gallinero y las más sumisas pagarán su mal humor, con picoteos que, en ocasiones, acaban en heridas.
Prefieren dormir en alto
Una curiosidad sobre las gallinas que te va a llamar mucho la atención: si pueden escoger, se subirán a un lugar alto para dormir, preferiblemente sobre un palo o percha. Así, elevadas y perchadas dentro del gallinero, en grandes grupos formando masas (casi podríamos decir que «abrazadas») es como se sienten más seguras frente a depredadores. Lamentablemente, una gallina encerrada en una jaula, si para colmo ocupa un lugar bajo o duerme en el suelo, no tendrá este privilegio y sufrirá de estrés.