EL ORIGEN DE LOS PLAGUICIDAS

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* En el siglo XVI los chinos empleaban arsenicales como insecticidas

La utilización de productos químicos inorgánicos para destruir las plagas, principal mente de insectos, se remontan a los tiempos antiguos de Grecia y Roma. Homero menciona la utilidad del azufre quemado como fumigante, mientras que Plinio el Viejo recomendaba el arsénico como insecticida y alude al empleo de sosa y aceite de oliva para tratar las semillas de leguminosas.

En el siglo XVI, en plena edad media, los chinos empleaban arsenicales como insecticidas y poco después empezó a usarse la nicotina extraída del tabaco. Ya para el siglo XIX, se utilizaba el pelitre (planta de sabor salino muy fuerte a la que se le añade keroseno) y el jabón para combatir insectos, así como los lavatorios elaborados a partir de una mezcla de tabaco, azufre y cal para eliminar tanto insectos como hongos.

Tiempo después, se utilizaron los compuestos orgánicos, entre ellos los organoclorados (OC). El primer plaguicida OC y el más conocido por todo el mundo fue el DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano), sintetizado por primera vez en 1874, pero sus propiedades insecticidas se descubrieron hasta 1939 cuando se utilizó para proteger la lana contra la polilla.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el DDT resultó ser muy efectivo para combatir el piojo del tifus y evitar la proliferación de epidemias. Posteriormente fue empleado para enfrentar todo tipo de plagas artrópodas. En las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial 50's y 60's, hubo un uso indiscriminado de compuestos OC, especialmente el DDT en Norteamérica, mientras que en Gran Bretaña y Japón fueron los ciclodiénicos (aldrín y dieldrín en particular) y el hexaclorociclohexano (HCH).

Aunque en los últimos años el DDT ha tenido mala fama, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que hasta 1971 más de un billón de personas fueron salvadas del riesgo de contraer malaria por el uso de este insecticida.

Entre los desarrollos científicos y tecnológicos se encuentran los plaguicidas sintéticos, sustancia usadas para prevenir y destruir plagas agrícolas principalmente, aunque su uso brinde beneficios como el control de la infestación de insectos y el incremento de la producción agrícola, al ser diseñados para afectar a organismos vivos. También crean riesgos para la salud humana, animal y para el ambiente.

En México el empleo de plaguicidas inició en 1946 y ningún otro grupo de productos químicos conocidos por su toxicidad ha sido utilizados tan ampliamente. La agricultura es la actividad que más emplea este tipo de compuestos consumiendo el 85 por ciento de la producción mundial para controlar químicamente las diversas plagas que merma la cantidad y calidad de las cosechas de alimentos.

Un 10 por ciento de la producción total de plaguicidas se utiliza en actividades de salud pública para el control de enfermedades transmitidas por vector como la Malaria, Chagas y Dengue. Además, del control de comedores También se utilizan en la potabilización de agua y en la erradicación de cultivos cuyos productos finales sean drogas ilícitas como Amapola y Marihuana.

Se usan para el control de plagas en grandes estructuras como centros comerciales, edificio, aviones, trenes y barcos. También se aplican en áreas verdes ornamentales y de recreo como parques y jardines; para controlar la proliferación de insectos, hongos y el crecimiento de hierba y maleza.

En la industria los plaguicidas se utilizan profusamente en la fabricación de equipos eléctricos, neveras, pinturas, tapices, papel, cartón y materiales para embalaje de alimentos entre otras cosas. Esto para evitar que se desarrollen bacterias, hongo, alga, levaduras o para evitar que sean dañados por plagas de insectos o roedores. Todos los plaguicidas poseen un grado inherente de toxicidad para los organismos vivos, de otro modo no tendrían uso práctico, por lo que no existe un plaguicida completamente seguro.

Fuente: Edición 01 Agro Región