RAZA AZTECA, EL CABALLO DE LA CHARRERÍA

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Origen e historia

En 1519 Hernán Cortés trajo los primeros caballos a nuestro continente, como el Andaluz y el Galiceño, que fueron claves en la Conquista. Con el tiempo, estos caballos conformaron el llamado caballo Criollo, que casi quedó extinto durante los embates de la época de la Revolución; entonces se introdujeron los ejemplares estadounidenses de Cuarto de Milla a nuestro país y con el tiempo se pensó en tener un caballo representativo de México. A mediados del siglo XX, Don Antonio Ariza Cañadilla, filántropo y empresario español, vino a México como representante e impulsor de la Casa Pedro Domecq; a finales de la década de 1960 decidió obtener un equino ágil, rápido y con el que se pudiera trabajar en los ranchos con el ganado y que fuera lo suficientemente grácil e inteligente para utilizarlo en las suertes de la charrería. Es en 1969, en una visita de 300 charros mexicanos a Jerez de la Frontera, España, que Don Antonio adquirió caballos Andaluces PRE (Pura Raza Española) para desfiles en los que participaron los charros en ciudades españolas. Esos caballos los trajo a México a su rancho de Texcoco, en el Estado de México, y al cruzarlos con yeguas Cuarto de Milla y Criollas, se obtuvo la raza Azteca.

Domecq y el caballo Azteca

La raza Azteca se constituyó oficialmente en 1972 al nacer el primer semental, “Casarejo”, gracias a la participación del Centro de Reproducción Caballar Domecq, la Asociación Mexicana de Criadores de Caballos de Raza Azteca (AMCCRA), la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, y por supuesto, Don Antonio Ariza. En esa época, creó la Alta Escuela Mexicana de Jinetes, en un programa iniciado por Manuel Herrera en Texcoco, y gracias a Domecq realizó aquellos memorables anuncios televisivos de la marca con la belleza de la raza Azteca que había creado; dichos anuncios fueron premiados por la Asociación Nacional de Publicidad, para dar así especial impulso y brillo a la Feria Internacional del Caballo de Texcoco.

Una raza obtenida de cruzas selectas

De cuando en cuando surgen controversias sobre esta raza, ya sea por su reciente formación o porque los más puristas no la consideran como tal (porque es resultado de la cruza del caballo Andaluz/Lusitano y el Cuarto de Milla, así como de líneas de Criollos), lo cierto es que los estándares de su fenotipo están establecidos y aprobados por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (en 1982 otorgó la patente oficial a la AMCCRA), además de la formación de la Asociación Internacional del Caballo Azteca (IAzHA) en 1992, que cuenta con más de un millar de caballos inscritos, que son inspeccionados a los 7 meses de edad (se les otorga un certificado de nacimiento) y a los 3 años de edad, que es cuando se les da el certificado de registro como reproductor que va de las letras A a F, de acuerdo a la proporción de la raza de origen (el nivel A sería el más alto).

Reconocimiento mundial de la raza Azteca

El caballo Azteca tiene reconocimiento internacional y en países como Estados Unidos, España, Australia, de Sudamérica y otros, cuenta con ejemplares y asociaciones bajo la denominación de caballo Azteca. De hecho las razas ahora se refieren a quienes comparten características transmitidas a su descendencia y definidas en sus libros genealógicos; las cruzas son algo normal en los animales de trabajo y se favorece la heterosis (superioridad de los animales cruzados por encima del promedio de animales puros de las razas partícipes del cruzamiento).

Características

El caballo Azteca ha destacado en todo tipo de disciplinas ecuestres que van desde salto, adiestramiento, polo, cabalgatas, hasta trabajos de campo y por supuesto, la charrería, al mostrarse como representativo de esta actividad. Es una raza que no solamente tiene belleza, sino el temperamento y el espíritu Andaluz, que combinado con la velocidad y fortaleza del Cuarto de Milla, ha combinado lo mejor de ambas.

El tamaño promedio va de las 14,2 a 16 manos (1,5 a 1,65 m) y su peso en unos 540 kg. La cabeza es de tamaño mediano, aristocrática, con un perfil recto, ligeramente convexo o cóncavo, de frente amplia, ojos expresivos y orejas entre pequeñas y medianas, móviles y bien colocadas. El cuello debe ser musculoso, con un ligero arco, cresta mediana y base completa donde se une con la escápula larga, inclinada. Su crin es larga y ondulante y la cola es mediana. De cruz amplia y alta, levemente musculosa y bien definida, espalda corta y recta, con circunferencia ancha y plena. Las patas son musculosas, de cascos fuertes y bien proporcionados. Se admiten capas sólidas, que van desde el bayo, negro, champaña, gris, hasta el palomino, perlino y el blanco.

Temperamento

El caballo Azteca es dócil con su manejador y jinete; es un animal alerta, juguetón y hasta travieso. Le gusta aprender y es sumamente inteligente, orgulloso, audaz y valiente, por lo que hace honor a su nombre. Se le considera un caballo gentil, bien disciplinado, de buen temperamento y obediente.

Uso en la actualidad

Se trata de un equino muy versátil que puede utilizarse tanto para doma clásica, monta, equitación y garrocha, así como en endurance, polo o salto. Gracias a sus cualidades físicas de resistencia, nobleza, agilidad y temperamento, se utiliza en la Policía Montada. Por supuesto, está su forma más representativa en la charrería y como caballo bailador, así como caballo de trabajo en ranchos y pastoreo con ganado. Un uso todavía presente, pero muy cuestionable por razones éticas, es su empleo como caballo rejoneador en la tauromaquia.

FUENTE: https://revistamundoequino.com/2018/10/30/raza-azteca-el-caballo-de-la-charreria/