La región del Pacífico Norte en la costa de Baja California Sur es la principal zona proveedora de langosta roja en México; en esta zona se pesca más del 90% de esta especie en todo el país. La pesca inicia el 15 de septiembre y termina el 15 de febrero, fuera de este periodo se considera como temporada de veda, por lo que está estrictamente prohibida su captura.
El mayor número de langostas capturadas se venden vivas y empacadas en cajas de 10 kilos rodeadas de bolsas de gel que les permiten permanecer frías y aletargadas varias horas para resistir su transportación. Posteriormente llegan al consumidor frescas para ser cocinadas al vapor o procesadas en cajas como colas de langosta congeladas.
Cada año se venden cerca de 1.770 toneladas de langosta a Europa, Asia y Norteamérica, generando más de 300 millones de pesos (15,7 millones de dólares) para el sector pesquero mexicano. La captura de este organismo constituye la quinta actividad pesquera más lucrativa de México y la primera del noroeste del país en términos de tonelaje.
Las autoridades surcalifornianas valoraron el 2017 como un año muy positivo puesto que aumentó la venta de langosta hacia los países asiáticos, un mercado que exige calidad y ofrece precios de compra más elevados que otras regiones.
Se llevaron cerca de 840 toneladas exportadas al mercado asiático, que paga mejor la langosta. Los productores están recibiendo ingresos del orden de entre 520 y 540 dólares el kilo.
Desde el sector destacan que la captura de la langosta se realiza de manera artesanal y certificada, por medio de trampas, sin causar ningún tipo de daño al crustáceo, y los ejemplares se exportan en su gran mayoría con vida para asegurar su calidad.
La langosta roja es una especie endémica de la costa californiana que se sirve en restaurantes de lujo alrededor del mundo. Generalmente mide unos 30 centímetros, aunque puede llegar a los 60 centímetros y pesar 12 kilogramos.
Más allá de las cifras económicas positivas registradas por su venta, el sector de la langosta se encuentra amenazado por el cambio climático, que genera altas mareas que ponen en peligro la vida de las langostas.
En ese sentido, varios cientos de langostas aparecieron varadas en la arena de la playa de Tijuana en mayo del 2017. Asimismo, la mano del hombre también ha puesto en peligro la supervivencia de la especie, como ocurrió en la comunidad de Salinas del Marqués, en el estado sureño de Oaxaca, que tuvieron que limpiar sus playas de un derrame de crudo que afectó la pesca del camarón, la langosta y el pulpo.
Fuentes:
http://www.animalgourmet.com/2017/10/03/pescados-mariscos-certificacion-sustentable/