RÉGIMEN ALIMENTICIO Y ATENCIÓN DURANTE EL PERÍODO DE TRANSICIÓN DE LA VACA DE DOBLE PROPÓSITO

img

Por Juan P. Zárate Martínez, Ángel Ríos Utrera, Maribel Montero Lagunes, Abraham Fragoso Islas. INIFAP.

Introducción

La etapa prioritaria de atención de la vaca, denominada periodo de “transición”, ocurre desde los 21 días antes del parto hasta 70 días posteriores al parto, y al ser atendida, previene una drástica pérdida de la condición corporal (Figura 1), causada por la disminución del consumo voluntario que se presenta en esta etapa.

De esta forma, se evita un desbalance nutricional entre los requerimientos nutricionales y los nutrientes consumidos. Por otra parte, al inicio del primer ciclo estral posparto, las vacas que consumen una mayor cantidad de materia seca de buena calidad presentan concentraciones plasmáticas mayores a 2 nanogramos de progesterona y un buen estado metabólico del endometrio, factores que determinan el éxito o fracaso de la preñez.

Alimentación desde 21 días antes del parto

En un estudio realizado en el Campo Experimental La Posta (INIFAP) con vacas cruzadas Holstein x Cebú y Suizo Pardo x Cebú, se determinaron las necesidades de energía, proteína y consumo voluntario de materia seca (MS) de estos animales, desde los 21 días antes del parto hasta los 80 días posparto; también el porcentaje de preñez de estos animales, utilizando un protocolo de inducción de la ovulación (Figura 2) a los 70 días posparto. Para ello, las vacas se asignaron a dos tratamientos: T1= 4.5 kg de concentrado/vaca/día y T2= 3.0 kg de concentrado/vaca/día, y consumo de forraje freso, picado y a libertad, en ambos tratamientos.

Las vacas del T2 consumieron más fibra que las vacas del T1 (44 vs 38% de la dieta, respectivamente). El incremento en el consumo de forraje, hasta donde la fibra detergente neutro (FDN) permitió, logró compensar el aporte de energía y proteína, siendo similares para ambos tratamientos durante los primeros 15 días antes del parto.

Porcentaje de preñez a primer servicio posparto

Las vacas del T2 consumieron más forraje (7.37 vs 6.25 kg de MS/día). La proteína siempre fue deficiente durante la lactación para T1 y T2. Las vacas del T1 perdieron menos condición corporal (3.1 vs T2= 2.75), lo que se reflejó en una mayor tasa de gestación al primer servicio (75.2 vs 42.8%), aunque no produjeron más leche que las vacas del T2 (15.7 vs 11.8 kg/día). El concentrado del T1 favoreció siempre mayor disponibilidad de energía (T1= 32.5 vs T2= 26.9 Megacalorias/día) y proteína (T1= 1170 vs T2= 896 gramos). Adicionalmente, se obtuvieron los resultados de la calidad del calostro, desarrollo de las crías y su tasa de mortalidad durante los dos primeros meses de vida.

Calidad del calostro

El calostro de buena calidad se produce por vacas con un estado nutricional adecuado, siendo la energía y los aminoácidos algunos de los nutrientes más importantes en el desarrollo de los componentes del sistema inmune. Implementar un manejo de alimentación a partir de 21 días antes del parto, no resultó en un calostro de calidad superior. Sin embargo, de acuerdo a la concentración de inmunoglobulina G (IgG) del Cuadro 1, el T2 produjo un calostro de calidad moderada [T2= 68 vs T1= 36 gramos por litro (g/L)], posiblemente por un efecto favorable de mayor consumo de materia seca (MS) en este tratamiento.

Se sabe que una buena inmunidad se logra cuando las crías alcanzan un mínimo de 10 mg de inmunoglobulina G (IgG) por mililitro de suero sanguíneo, lo cual es determinante para lograr crías más sanas, aumentando la cosecha de becerros. Concentraciones en el suero menores a 5 miligramos por mililitro de IgG, son evidencia de una falla en la transferencia de inmunidad pasiva. Las crías con niveles menores a 10 miligramos de IgG por mililitro, tienen el doble de mortalidad que las que tienen niveles iguales o mayor, además de ser más sensibles a diarreas y neumonías

Desarrollo de las crías

El peso al nacimiento de los becerros no fue diferente para ninguno de los tratamientos. Sin embargo, el peso a los dos meses (PM2) fue a favor del T2. Estos resultados dejan ver claramente que el efecto de un mayor consumo de alimento concentrado de las vacas desde antes del parto, tiene un efecto directo sobre los dos primeros meses de edad del neonato. Aunado a esto, la mortalidad fue menor en el T2, donde se obtuvo una mayor calidad del calostro (Cuadro 2).

Se concluye que las vacas deben tener un consumo voluntario de 13.7 kg de MS/día en una dieta integral con forraje y 4.5 kg de concentrado con 16% de proteína cruda desde 21 días antes del parto, manteniendo una condición corporal de 3 (escala del 1-5). Al implementar un manejo de la alimentación a partir de 21 días antes del parto, hasta los dos primeros meses posparto, resultó en una mayor ganancia diaria de peso y una menor mortalidad de las crías, del nacimiento a los dos meses de vida en el T2, el cual produjo una mayor calidad de calostro. Utilizando un protocolo de inducción de la ovulación a los 70 días posparto y apoyo con amamantamiento restringido y destete temporal de 72 horas, a partir del retiro del dispositivo intravaginal (CIDR) se obtuvo hasta el 75% de vacas preñadas a primer servicio.

 

Fuente: edición No. 107 revista Agro Región (May-Jun-2021)