El tétanos es una enfermedad causada por la bacteria Clostridium tetani. Afecta a la mayoría de los mamíferos, incluido el ser humano (zoonosis). Sin embargo, el caballo es muy susceptible al contagio de esta enfermedad y de sufrir sus lesiones debido a su entorno de vida y manejo. Desgraciadamente la mayoría de casos de tetanos en equinos con sintomatología acusada suelen terminar con la muerte del animal o requerir eutanasia.
La bacteria se encuentra en suelo y estiércol, mayoritariamente en forma de espora, siendo por ello muy resistente al medio ambiente durante mucho tiempo. La infección en el caballo generalmente es por medio de heridas punzantes y contaminadas.
Factores de riesgo de contracción de tetanos en equinos
Debido al manejo de los caballos, encontramos varios factores de riesgo que incrementan la entrada de la bacteria a su organismo:
Heridas accidentales con clavos, alambres y objetos punzantes. Suelen ser frecuentes, ya que los caballos tienen tendencia a sufrir accidentes por su carácter y su envergadura.
Cirugías: castraciones, caudotomías, heridas traumáticas, etcétera.
Yeguas recién paridas en suelos con mucho estiércol.
Potrillos recién nacidos en suelos sucios a través del cordón umbilical.
Por vía oral: caballos que sufren úlceras gastrointestinales y comen tierra y estiércol contaminado por la bacteria. En este caso la vía de infección es a través de las propias úlceras.
La bacteria se multiplica rápidamente en tejidos dañados, produciendo una toxina —neurotoxina— que llega a través de sangre a neuronas y nervios. Esto genera la inhibición de la fase de relajación muscular dando una hipertonía muscular (rigidez).
Síntomatología del tétanos en caballos
El síntoma clásico del tétanos en equinos es la postura de “caballito de madera”, es decir, rigidez de extremidades, cola en trompa, prolapso del tercer parpado, risa sardónica, entre otros.
El caballo sufre espasmos musculares que empiezan desde la zona de la cabeza expandiéndose por el resto de la musculatura del cuerpo, continuándose con dificultades para moverse, comer y beber. Los ruidos fuertes o las luces intensas exacerban los síntomas (hiperestesia), mejorándose si se encuentra en un lugar tranquilo y oscuro. Finalmente degenera a pasar largos periodos de tiempo tumbado y trastornos cardio-respiratorios que llevan a la muerte.
Antonio Torija | 4 diciembre, 2019