Los caprinos boer principalmente se caracterizan por tener una gran capacidad para producir carne de excelente calidad, misma que cumple con altas exigencias comerciales capaces de abastecer el negocio agropecuario. Sus características físicas son: cabeza marrón y cuerpo blanco, cuernos redondos, orejas largas y pelo corto y fino, de conformación robusta y musculosa que se gana en poco tiempo.
La hembra posee una larga vida productiva, capaz de obtener tres partos en dos años y en cada parto se puede obtener entre dos y tres crías.
su periodo de gestación es de cinco meses, además es buena productora de leche lo que hace posible que las crías logren tener un peso de 15 kg aproximadamente en sesenta días. Son una raza de rumiantes de fácil adaptación aunque prefieren los climas cálidos y secos semidesérticos, es así como podemos encontrar una gran cantidad en el norte de México, en los estados de Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, etc. También se pueden encontrar en otros estados mexicanos como Querétaro, Jalisco y Puebla. La raza posee una cualidad más: es muy resistente a enfermedades y poco susceptible a contaminarse con parásitos debido a que su hábito de pastoreo abarca gran diversidad de especies de plantas. Es así como el chivo bóer come todo lo que encuentra a su alrededor aunque se alimenta más de maleza y arbustos, ayudando a limpiar terrenos con hierbas.
La carne de caprinos bóer es magra, es decir tiene una poca grasa subcutánea, intermuscular e intramuscular. La carne no se encuentra marmoleada y eso hace posible su fácil extracción. Personas con problemas digestivos y dieta cuidadosa pueden consumir la carne, ya que presenta un alto valor nutrimental rico en proteínas, vitaminas y minerales, aporta al organismo las mismas calorías que el pescado o el pollo, también tiene buen apariencia y textura, es fácil de digerir y de sabor espectacular.